Carlos Arturo Baños Lemoine.
En enero del 2018, la Facultad de Estudios Superiores “Iztacala” inauguró los primeros “baños mixtos” en la UNAM. En marzo del mismo año, estos baños ya existían también en la FES “Aragón”.
Se trata de espacios sanitarios donde ya no se clasifica a la gente como “varón” o “mujer” para efecto de llevar a cabo las tan naturales y constantes funciones fisiológicas de orinar o de defecar. Se trata de espacios tipo gabinetes que sólo especifican el accesorio sanitario de que disponen: mingitorios para orinar o tazas para cagar. ¡Guau, qué revolucionarios!
Pero eso no fue suficiente: con la explosividad ideológica de la “diversidad sexual”, ya no sólo debemos acabar con el binarismo. Por ello, hace pocos días, la Facultad de Química de la UNAM dio paso a los “baños neutros”, abiertos a toda la comunidad LGBTTTIQ+. Se trata de “un espacio sanitario público y de libre acceso para personas que pertenecen a la comunidad sexo-genérica diversa o que viven identidad de género desde la diversidad”, tal como lo dijo una funcionaria de esa Facultad, quien seguramente sigue colonizada por los dogmas segregacionistas.
Ya saben: como todo mundo, en ese mundo, quiere presumir de “progre”, la idea es caer lo más posible en el absurdo. Les comento: resulta que el “baño neutro” de la Facultad de Química se encuentra en la Planta Baja del Edificio B, frente a la Hemeroteca. Ya me imagino yo a un “diverso-sexual” que se halle en el tercer piso de la Facultad de Química de la UNAM bajando en chinga hasta la Planta Baja del Edificio B tan sólo para entrar al “baño correcto”. ¡Puf!
¿De veras hay gente que se traga todo este absurdo mental? ¿De veras?
Miren, mis amigos de la “diversidad sexual”, les regalo una asesoría. No les voy a cobrar ni un solo quinto. No me voy a sumar al universo de parásitos que viven de vender bisutería ideológica. No seré uno más de los “ideólogos” que cobran salarios, que reciben becas o que reciben financiamiento público para hacer propuestas idiotas.
Si de veras se creen su bisutería ideológica, sólo deben poner, afuera de cada baño de cada institución que se trague sus dogmas, la siguiente leyenda: “Autopercíbase usted como le dé su rechingada gana y métase usted en el baño que le dé su rechingada gana”. ¡Ya está, eso es todo!
Por supuesto que ustedes estarían obligados a asumir todas las consecuencias, buenas o malas, de sus decisiones.
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