Francisco Garfias.
La desconfianza gana terreno entre los partidos de la Alianza Va por México –PAN, PRI-PRD– de cara a las elecciones en Estado de México en el 2023. Mala señal. A nivel votantes, la entidad es la joya de la corona (12 millones en el padrón.) El resultado de esa elección es de vital importancia para la Coalición en las presidenciales del 2024.
El fantasma de lo ocurrido este año en Hidalgo, con Omar Fayad; y en Oaxaca, con Alejandro Murat; planea en el bloque opositor.
Súmele lo registrado en el 2021 con Quirino Ordaz, en Sinaloa; Claudia Pavlovich, en Sonora; y Carlos Aysa, en Campeche, hoy todos embajadores o cónsules.
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El temor expresado por panistas y perredistas es que el gobernador Alfredo del Mazo, quien tiene buena relación con AMLO, entregue la plaza. Destacados integrantes de esos dos partidos nos han confirmado esas dudas y sospechas.
Del Mazo no es Murat, ni Fayad. Ya está al corriente de la desconfianza. Sabemos que personalmente –y en todos los tonos– ha reiterado a los dirigentes de los otros dos partidos de “Va por México” que no tiene la menor intención de entregar el estado a Morena.
Sus motivos no sólo son políticos sino personales. Su padre y su abuelo gobernaron la entidad. Hay una historia y un prestigio que defender.
Su relación cordial con López Obrador tiene una explicación lógica: beneficia a los mexiquenses, pero entregar la plaza es otra historia.
Nos decía hace poco el gobernador de alguna entidad gobernada por la oposición que el presidente López Obrador es duro para la lana, pero si te llevas bien con él, fluye rápido el recurso federal. Pero si lo exiges por las malas, no hay manera.
Para despejar dudas, azules y amarillos piden que se legisle ya en el Congreso mexiquense una Ley sobre gobiernos de coalición en el Estado.
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Otro escollo que enfrenta la alianza es el método para elegir al candidato a gobernador. PAN y PRD quieren que se replique el llamado “Método Durango”, que llevó al priista Esteban Villegas a mandar en esa entidad, otrora gobernada por un panista.
El “Método Durango” consiste en designar candidato al aspirante, del partido que sea, que tenga por lo menos cinco puntos de diferencia en las mediciones sobre los otros dos.
Sabemos de una encuesta realizada hace dos semanas por la Alianza. Esa medición habla de un “empate técnico” entre la morenista Delfina Gómez y las priistas Alejandra del Moral y Ana Lilia Herrera.
El panista Enrique Vargas, la única carta de ese partido en la entidad, “claramente abajo”. El PRI, además, obtuvo el doble de votos en la entidad en las elecciones del 2021.
Un fuente de la Alianza nos dijo que Del Mazo se resiste a comprometerse con el “Método Durango”. Sabemos que el gobernador mexiquense trae su propia estrategia, pero no estaría de más que diera esa señal.
Si la Alianza no va unida y se impone la desconfianza, el triunfo lo tiene asegurado Morena.
Acción Nacional tampoco contribuye a reestablecer la confianza. Ya organizó un acto masivo para presentar a Vargas como su carta única para las elecciones. El tono del evento permite dudar si los azules permanecerán en la Alianza, si Vargas no es el elegido.
El candidato de “Va por México” irá contra la maestra Delfina Gómez, designada anticipadamente como abanderada de Morena, a pesar de cargar con el cobro del “diezmo” a los trabajadores, cuando fue alcaldesa de Texcoco.
Delfina no fue exonerada por ese irregular cobro que resultó en una ridícula multa (4.5 millones de pesos) del Tribunal Electoral a Morena. Eso la coloca en situación vulnerable.
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No tengo duda que el ex procurador Jesús Murillo Karam está preso por razones políticas y no por las imputaciones que se le hacen: tortura, desaparición forzada, obstrucción de la justicia.
Los señalamientos no se sostienen.
La versión oficial del caso Ayotzinapa admite que los 43 fueron arteramente ultimados por grupos criminales (se cae la tesis de desaparición forzada).
¿Tortura por ser superior jerárquico de quienes supuestamente la cometieron? Entonces deben ir sobre militares y marinos señalados por la FGR, según el abogado del ex procurador, Javier López.
¿Obstrucción de la justicia? El Informe Encinas no ha podido tirar lo esencial de la anatemizada “verdad histórica”.
A los normalistas los secuestraron, policías municipales los entregaron a los delincuentes de “Guerreros Unidos”, los ejecutaron y las cenizas revelan que por lo menos tres de ellos fueron incinerados y arrojados al rio. Del paradero de los otros 18, nada de nada.
FIN.