Raúl Flores Martínez.
La violencia contra las mujeres en el país, es un deporte nacional para algunos hombres que siguen sin recibir castigo alguno a pesar de las constantes leyes que se han aprobado por distintas legislaturas a nivel Federal y local.
Ayer presentamos dos casos, el d Diana y Karla Daniela, dos sobrevivientes de tentativa de feminicidio que desgraciadamente por la ignorancia de los misterios públicos y por el servilismo de algunos jueces que, por dinero, venden hasta su propia madre, reclasificaron el delito en lesiones calificadas o violencia intrafamiliar, delitos que no alcanzan una pena máxima.
Karla Daniela, tiene este día una audiencia de alegatos aclaratorios de las apelaciones interpuestas por la Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México para que la sentencia que se le impuso a Enrique “N” de 7 años 1 mes y 15 días, pueda incrementarse, debido a que son cuatro hechos de violencia, cometidos por este agresor.
Claro, en esta audiencia, los abogados de Enrique “N”, buscarán que sea absuelto su cliente ya que, de acuerdo con la Información Filtrada, hasta este día el agresor jamás ha presentado alguna prueba a su favor.
A través de mis redes sociales, Karla Daniela nos hizo llegar una carta, dónde expresa su sentir, su miedo y su frustración por todo el proceso que ha vivido desde hace cuatro años, un proceso que se ha vuelto un infierno por las constantes amenazas de muerte para ella y su pequeño hijo por parte de los familiares de Enrique “N” a quizá a partir de mañana, ya podamos escribir su nombre completo con sus alias para que sea conocido.
Esta carta, Karla Daniela se las leerá al juez, ministerios públicos, abogados y todos aquellos funcionarios que estén en esta audiencia que inicia a las 11:00 de la mañana.
No quiero venganza, quiero justicia, respeto a mi dignidad, la de mi hijo, quiero que me garanticen que puedo vivir tranquila, sin miedo a ser asesinada.
Los hechos no los contaré por enésima ocasión, se conocen. Esos hechos no sólo evidencian la violencia grave a la que estuve sometida por mucho tiempo, la violencia de la cual fue víctima mi bebé, sino también la violencia institucional. De eso sí quiero hablar.
He sido víctima no sólo de mi agresor, mi ex pareja y padre de mi hijo. He sido víctima de distintos servidores públicos que no han hecho su trabajo con la debida diligencia. No me brindaron protección, no han protegido el interés superior de mi hijo, me han hecho contar decenas de veces las violencias sufridas y las han minimizado.
Soy una sobreviviente de la violencia cometida por XXX, pero también soy una sobreviviente de este sistema. Soy una de las poquísimas mujeres que han sido víctimas por parte de su pareja o ex pareja en la Ciudad de México que han logrado que su agresor sea llevado a juicio y que reciba una sentencia.
Sin embargo, el sistema sigue minimizando la violencia contra las mujeres, un juez dictó una pena que no sólo es proporcional a los delitos cometidos, sino que en los hechos legitima la violencia, que le dice a todos los maltratadores y principalmente a mi agresor, que casi matarme, que poner en riesgo la vida de mi hijo, no es grave.
Las sentencias que se emiten desde el poder judicial tienen un efecto pedagógico, también educan, no sólo a las abogadas y a los abogados, también a la sociedad, a quienes acudimos a pedir se imparta justicia.
Quiero vivir, pero vivir sin miedo, tranquila, quiero que mi hijo crezca con su madre, en un ambiente seguro. Quiero poder despertar sin tener que preocuparme de las pruebas, las audiencias, quiero una semana sin tener que ir a una fiscalía o a un tribunal. Quiero estar esas horas que le destino al sistema “de justicia” con mi hijo.
Hoy acudo ante ustedes, para pedir por el derecho a una vida libre de violencia para mi hijo y para mí, pero también para que ustedes, desde este tribunal envíen un mensaje fuerte y claro a todas las mujeres víctimas de violencia: la vida de las mujeres importa, les importa a ustedes, al Estado mexicano.
Qué la violencia contra las mujeres, es una grave violación a los derechos humanos y que las autoridades están para protegernos y garantizarnos el derecho a una vida libre de violencia, a tener una vida vivible.
Después de escuchar esto, qué sentirá el juez de la causa al saber que la persona que escucho, es una mujer que estuviera muerta, siendo una estadística más; sino hubiera escapado de su agresor. Una sentencia no la ayudará a librarse de Enrique “N”, quién a través de todos los medios, incluyendo los legales y las amenazas, busca que su hijo aquel que agredió desde recién nacido, entre al reclusorio oriente para que lo visite, cómo si fuera un padre ejemplar.