López-Gatell contra las farmacias de similares

Carlos Arturo Baños Lemoine / Ciudadano Cero

Carlos Arturo Baños Lemoine.

El gobierno de la “Cuarta Transtornación Mental” no sólo está causando violencia, inseguridad, pobreza, atraso, ignorancia, corrupción, hipocresía, estatismo, militarización y parasitismo social. También está produciendo ejércitos de asalariados zalameros, sobre todo en la burocracia gubernamental.

Un caso paradigmático de zalamería política lo constituye el mediquete Hugo López-Gatell, quien es Subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud del Tirano de Macuspana. ¿Se acuerdan de su declaración rastrera del 16 de marzo del 2020, en pleno arranque de la pandemia de COVID-19? “La fuerza del Presidente es moral, no es una fuerza de contagio”… ¡esto fue dicho por un médico con postdoctorado en epidemiología!

López-Gatell no es más que un esbirro a las órdenes de Andrés Manuel; claro, un esbirro con título de médico, con batita blanca y con muy buen salario. Y, por supuesto, que no pierde la oportunidad para arrastrarse ante su patrón. Al parecer, se excita cada vez que consigue la aprobación y el aplauso de su jefecito, el Nerón de Palacio Nacional.

López-Gatell es el típico subordinado que cree resolver su complejo de inferioridad atragantándose con las heces fecales de su mandamás. Ante sus propios ojos, López-Gatell dejó de ser un Don Nadie cuando López Obrador lo miró fijamente y le dio su bendición. En la burocracia de los gobiernos autoritarios esto pasa con mucha frecuencia.

El último eslabón de la zalamería de López-Gatell consistió en atacar a los consultorios médicos privados que, desde el principio del siglo XXI, han proliferado en México al lado de farmacias privadas que comercializan medicamentos genéricos.

Estas farmacias, y sus correspondientes consultorios médicos, han logrado cubrir buena parte de la demanda de los servicios de salud de primer nivel, de medicina general. La gente los ha acogido muy bien ante la mala calidad de los servicios de salud gubernamentales.

Gracias a que han generado economías de escala (microeconomía básica), las farmacias de similares y sus consultorios médicos han sido capaces de extender los beneficios de los servicios de salud hasta los estratos más pobres de la sociedad mexicana; y esto es lo que les arde a los populistas y a los comunistas como López Obrador y López-Gatell. Las farmacias de similares y sus respectivos consultorios médicos son un claro ejemplo del “capitalismo popular”: son una muestra más de que el capitalismo es capaz de beneficiar, simultáneamente, a todos los estratos de una sociedad.

La basura de gobierno federal que tenemos no ha sido capaz de proveernos de servicios de salud a la altura de los países escandinavos. En cambio, nos provee de burócratas mediocres y zalameros como Hugo López-Gatell.

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Esta videocolumna de análisis, crítica y opinión es de autoría exclusiva de Carlos Arturo Baños Lemoine. Se escribe y publica al amparo de los artículos 6º y 7º de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. Cualquier inconformidad canalícese a través de las autoridades jurisdiccionales correspondientes.

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