Rubén Cortés.
Hoy como ayer, antes de irse de campaña electoral Delfina Gómez ahorra dinerales en sus cargos. Hoy, en la SEP, 25 mil millones de pesos que eran para investigación y becas. Ayer, 10 por ciento del sueldo de los trabajadores del ayuntamiento de Texcoco.
De acuerdo con la Secretaría de Hacienda, Delfina Gómez no gastó en la SEP esos 25 mil millones de pesos. Es lamentable, porque de acuerdo con la propia SEP, uno de cada tres niños deja la enseñanza primaria y básica por problemas económicos.
Son 25 mil millones de pesos que Delfina Gómez dejó de usar en becas, programas de desarrollo docente y el plan La Escuela es Nuestra, entre otros, pese a que, según la propia SEP uno de cada cuatro niños mexicanos posee capacidad para seguir aprendiendo.
Y que los egresados de primaria deben leer 125-134 palabras por minuto y los de secundaria 155-160, pero sólo tres de cada 10 está dentro del estándar de lectura y comprensión. El dominio de lenguaje no llega a ser ni siquiera elemental.
Como sea, Delfina Gómez se va como candidata a gobernadora del Estado de México, donde 3.3 por ciento de la población mayor de 15 años no sabe leer ni escribir, básicamente en Toluca, Naucalpan, Ecatepec, Tlalnepantla, Chimalhuacán y Neza.
En un estado que conoce al dedillo, no sólo porque ya fue sin éxito candidata a gobernarlo, sino porque como alcaldesa de Texcoco también dejó de gastar dinero público, como ahora en la SEP, antes de irse a hacer campaña.
Durante el primer debate de la campaña por la gubernatura en 2017, Delfina Gómez aceptó que retuvo para dárselos a Morena 13 millones de pesos
eran de pagos de Fonacot y cajas de ahorro, aunque Texcoco tenía cancelado el convenio con Fonacot.
Además, descontó a sus trabajadores 40 millones de pesos. Los cheques salían de “Nómina de Texcoco”, “aportación fondo de ahorro”, “recuperación de fondos de ahorro” y “aportaciones empleado-patrón”, a nombre del del operador electoral Alberto Martínez Miranda, cuyo RFC era MAMA580427899.
Llama la atención que, al ahorrar dinero público de esa manera, una morenista por excelencia como Delfina Gómez viole los estatutos de Morena aprobados en su asamblea constitutiva y registrados ante el Cofipe, el 26 de enero de 2014:
“Quedará prohibido el uso de recursos para imponer o manipular la voluntad. Quedarán prohibidas las tribus, facciones, grupos, corrientes internas y la asignación de cargos por cuotas y el clientelismo”.
En 2014 parecía la peor narrativa, al presentarse como dueña de una honestidad imposible, por única e inmaculada. Pero en 2022 es un hecho que le ha ido requetebién.
Y “requetebién” es la frase de campaña de Delfina Gómez.
No nos olvidemos, eh.