Mujeres “con pene y barba” en la “zona rosita” del transporte

Carlos Arturo Baños Lemoine.

La imbecilidad, mis amigos, sigue avanzado de forma acelerada en nuestro país, como cortesía, en parte, de la “ideología de género”.

Pues resulta que, en la semana que termina, fuimos testigos de una escena que no por hilarante deja de ser trágica, ya que exhibe los niveles de estupidez “políticamente correcta” que estamos alcanzando. La escena, como se dice hoy en día, se volvió viral.

Para no separarse de su esposa, un varón se sentó en la “zona rosita” del Metrobús de la Ciudad de México, es decir, en la zona exclusiva para mujeres dentro de nuestro sistema de segregacionismo sexual.

El hecho causó el reclamo de una usuaria, pero la esposa del varón “transgresor” defendió a su marido aduciendo la importancia de la unidad familiar y otras cosas. Y allí teníamos a dos mujeres discutiendo en torno a la presencia de un varón en la “zona rosita”. Todo esto ante la sonrisa pícara y burlona de dicho varón.

Pero, como la discusión no paraba, el varón “trangresor” se aventó una machincuepa digna de cualquier crack de la actuación; hasta merece una nominación al Óscar: el tipo, de un momento a otro, se autopercibió como “mujer” y se declaró “mujer” y… ¡sopas, todo el mundo de cabeza!

Sí, así como lo oyen: el tipo se declaró “mujer”, así, con su pene y su barba, y ya no hubo nada qué hacer, porque las estúpidas normas que han aprobado nuestras estúpidas autoridades nos permiten hacer eso y más. No tiene nada de malo que una mujer con su pene y su barba, así como yo mismo, por cierto, viaje en la “zona rosita” del transporte público.

Esto, pues, es una consecuencia más de la “ideología de género” en su modalidad de la “diversidad sexual”, ya saben ustedes: el rollito LGBTI+.

Y así estamos viendo cómo un brazo de la “ideología de género”, es decir, el rollito LGBTI+, se lleva entre las patas a la política segregacionista que impuso, hace unos años, el otro brazo de la “ideología de género”, o sea, el feminismo. ¡Cuánta estupidez!

La “ideología de género” se metió, una vez más, en un callejón sin salida: el feminismo impuso el segregacionismo sexual para que mujeres y varones se mantuvieran separados, pero, ahora, el rollito de la “diversidad sexual” permite que cualquier varón se haga pasar por “mujer” para viajar en la “zona rosita”, es decir, para viajar en la zona exclusiva para las mujeres.

¡Cuánta estupidez, cuánta estupidez, cuánta estupidez! ¡Pero sigan alimentándola, sigan alimentándola!

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