Margarita y Epazote… ¡casos sin “sororidad”!

Carlos Arturo Baños Lemoine.

Apenas acabo de subir un artículo donde exhibo a la actual Gobernadora morenista de Campeche, Layda Sansores, como agresora de mujeres, y la cruda realidad nos ofrece otros dos casos emblemáticos que nos demuestran que eso de la “sororidad” es pura basura demagógica de la mitología feminista.

PRIMER CASO: Margarita Ceceña, una mujer joven, madre de tres pequeñitos, que murió después de 24 días de luchar por su vida; que murió después de tres cirugías. Todo esto, después de haber sido agredida y quemada por una pandilla conformada por sus propios familiares, todos ellos azuzados por una de sus tías.

Hasta donde se percibe en un video de conocimiento público, la pandilla que mató a Margarita estuvo conformada por tres varones y tres mujeres, una de ellas menor de edad. A la cabeza de esta horda de patanes, estuvo una tía suya.

¿El motivo de la disputa mortal? El usufructo de una propiedad inmueble. Pesó más la economía grupal que la “conciencia de género”.

SEGUNDO CASO: María del Rocío Epazote Guzmán, esposa del Alcalde de San Pablo del Monte, Estado de Tlaxcala, y encargada del DIF local, la cual agredió a la supuesta amante de su marido. Le arrojó agua con chile e intento raparla, con ayuda incluso de otra mujer.

Aquí, quedó en claro que muchas mujeres consideran como propiedad a sus parejas heterosexuales. Consideran que son dueñas de sus penes, de sus líquidos seminales, de sus carteras, de sus apellidos, de sus cargos públicos, de sus estatus, de sus logros, de sus propiedades, etc.

Por eso, cuando otra mujer “quiere pedalearles su bicicleta”, se ponen bravas, agresivas, violentas, como María del Rocío Epazote Guzmán…

Queda claro, pues, que, por encima de la “solidaridad en razón de género”, existen otros muchos motivos humanos, materiales, reales, concretos y terrenales que rebasan por mucho la basura mitológica inherente al feminismo.

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