Layda Sansores, agresora de mujeres

Carlos Arturo Baños Lemoine.

Desde siempre he afirmado y demostrado que buena parte de la violencia hacia las mujeres corre a cargo de las propias mujeres: se trata de mujeres que agreden a otras mujeres. Se trata de una realidad incómoda que las feministas y sus “aliades” tratan de evadir y, cuando se ven forzadas a aceptar dicha realidad, con singular desvergüenza recurren a la falacia del auténtico escocés. Sabemos que del feminismo no podemos esperar otra cosa, ya que el feminismo es una versión más del irracionalismo.

Y recién fuimos testigos de un nuevo caso de violencia de mujer a mujer que, además, se ha tornado negativamente paradigmático: la actual Gobernadora de Campeche, la morenista Layda Sansores, ejerció violencia en contra de distintas diputadas federales del PRI.

Todas las mujeres involucradas en este zafarrancho se dedican a la política, ese espacio público, cuantimás siniestro y perverso, en donde todos los días se reprueba y se maldice a “la violencia hacia las mujeres”, especialmente a la “violencia política en razón de género”. Ya saben, esa invenciones ridículas y fatídicas del feminismo actual.

Como sabemos, Layda Sansores, emulando a su amado y “patriarcal” líder Andrés Manuel López Obrador, tiene su propio espacio mediático (El Martes del Jaguar) desde donde se dedica, entre otras cosas, a hacer ajustes de cuentas con sus enemigos políticos, especialmente con el campechano Alejandro Moreno, el todavía líder nacional del PRI.

En una reciente emisión, y tras el cateo llevado a cabo a una de las residencias del líder priista, Layda Sansores lanzó este petardo mediático en contra de las diputadas del PRI: “Cuidado diputadas, algunas mandaron fotos, unas hasta desnudas, y creen que él las va a cuidar y va a proteger estas fotos (…). Él no tiene escrúpulos”. Por si fuera poco, Layda Sansores dijo que ella procuraría que dichas fotos no fueran filtradas. Ella, seguramenre, sí tiene escrúpulos.

De ser cierta la existencia de esas fotos, ¿cómo fue posible que Layda Sansores supiera de ellas hasta detalles “picositos”? ¿Acaso la “autónoma” Fiscalía de Campeche le informa a la Gobernadora el resultado de sus cateos, violando así la obligada secrecía ministerial? De ser así, malo. Hay delitos qué perseguir.

Si Layda Sansores se apropió de fotos íntimas, de contenido sexual, de algunas diputadas priistas, queda claro que se está cometiendo un delito. Recuérdese la Ley Olimpia. También malo y habría que someterla a juicio penal.

Y, de no ser cierta la existencia de esas fotos, también malo, porque es obvio que existe difamación, calumnia y amenazada velada.

¡Vaya con la señora Layda Sansores! ¡Tanto que se pronuncia en contra de la violencia hacia las mujeres y tanto que la practica!

“Si tocan a una, nos tocan a todas” dice una célebre consigna de la demagogia feminista. Pero la verdad, pero la cruda y cruel realidad, es que muchas mujeres maltratan a muchas mujeres sin ningún recato a objeto de defender a sus machos, a sus familias, a sus partidos políticos, a sus líderes, a sus religiones, a sus empresas, a sus sectas, a sus banderas, a sus localidades, a sus barrios, etc.

Las pobres feministas siguen sin entender que ese cuento de la “sororidad” es tan endeble como un puente de arena. ¿Solidaridad en “razón del género”? Motivo de risa loca, mis amigos: hay cientos de motivos humanos que se superponen a tal bagatela. Si no me creen, pregúntenle a la agresora de mujeres priistas; pregúntenle a la morenista Layda Sansores.

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