Rubén Cortés.
La prioridad del presidente es mantener el poder en 2024, aunque hoy incendie la pradera. Por eso gobierna a ciegas para su piso de 15 millones de votantes cautivos, y los contenta a diario con su comedia interna.
Es lógico que el sector instruido, que el presidente acepta que no lo quiere y él llama “de licenciatura para arriba”, se sorprenda con lo que parecen barrabasadas del mandatario. Pero él gobierna para los de licenciatura para abajo.
Para esos 15 millones es el enfrentamiento con Estados, Unidos que ya inició de manera abierta el presidente, y que mantendrá hasta cuando esté en su finca. Para ellos es Chico Che. La mayoría de los demás está fuera de su radar.
Son esos 15 millones de votantes quienes mantienen al presidente, a nivel de tierra, como la figura alrededor de la cual gira la política mexicana desde el año 2000, a base de chistes, tomas de calles, boicots legislativos y chantajes…
Repasemos:
–En 2006: obtuvo 14 millones 756 mil 350 votos
–En 2012: obtuvo 15 millones 848 mil 827
–En 2018: obtuvo 30 millones 113 mil 483
–En las intermedias de 2021: obtuvo 16 millones de votos.
–Revocación de Mandato 2022: obtuvo 15 millones 159 mil 323
Ese piso creció en 2018 con la equivocación de las inocentes clase media y media alta que, en 2006 y 2012, lo veían como “un peligro para México”, pero que se les olvidó y le regalaron la descomunal cifra de 15 millones de votos.
El presidente vale su piso de votos, esté o no en el poder. Con esa cantidad casi gana en 2006 y perdió por unos cuatro millones en 2012. Calderón ganó con 15 millones 284 mil y Peña con 19 millones 226 mil 784.
O sea, que el presidente confía en que su campaña personal para hacer ganar a su candidata o candidato en 2024, le de los cinco millones de votos que necesitaría para mantener el poder allá, desde su finca.
Para ellos son las 90 frases no comprobables que, como promedio, dice en 100 minutos diarios de Mañanera; las simplezas de Chico Che, la agencia Ruter, el “quién es quién”, los alardes anti estadounidenses, los sermones de párroco de pueblo.
Ayer, por ejemplo, les dijo que solo hay internet en las ciudades, y no en los pueblos, porque a los malos no les resulta negocio ponerlo “donde viven los pobres”. Oh, eso le encanta a su piso garantizado de 15 millones de votantes.
Y que nuestras políticas las definimos en México y no Estados Unidos y Canadá y que el petróleo es nuestro.
No es que no le entienda, como afirman sus críticos.
Es que sí le entiende.