México.-¿Sientes que te tiembla el ojo? Aquí te explicamos el por qué sucede esto y cuál es la posible solución para detenerlo.
El temblor de ojo, espasmo ocular o contracciones de párpado, como también se le conoce, son más frecuentes de lo que se piensa.
Cabe destacar que el temblor de ojo, se puede presentar en la parte superior o inferior de los párpados, tanto en el izquierdo como en el derecho. El término médico para este padecimiento es mioquimia.
La reportera del New York Times, Christina Caron, indica que la mioquimia más común, y que la mayoría padece, es la palpebral.
“La cual provoca temblores involuntarios e intermitentes en el párpado, casi siempre en el inferior”.
El temblor de ojo puede ser provocado por:
- Estrés
- Fatiga
- Insomnio
- Mala nutrición
- Cansancio ocular
- Sequedad ocular
- Alergias
- Cafeína
- Alcohol
Stephanie Erwin, optometrista del Instituto Oftalmológico Cole de la Clínica Cleveland, en Estados Unidos, asegura que por si solo el temblor de ojo:
“pocas veces son síntoma de algo grave”, aunque si estos se presentan con otros síntomas son indicación de algún trastorno neurológico.
Un espasmo ocular o temblor de ojo puede durar un día, una semana e incluso hasta un mes.
Hay que prestar mucha atención si con el temblor de ojo se presenta:
- Hinchazón
- Enrojecimiento
- Secreción
Cuando se presenten otras afectaciones, además del temblor de ojo prolongado, lo más recomendable es que se visite algún oftalmólogo.
El especialista determinará la razón y el tratamiento a seguir. Asimismo, para evitar los espasmos oculares pueden disminuirse significativamente si se lleva una dieta balanceada.
En donde se incluyan alimentos que contengan vitamina B12 como los son:
- carne
- huevo
- pescado
- leche
Otro remedio para disminuir el temblor de ojo es el uso de gota para mantenerlo lubricado. Lo ideal son aquellos productos que no contengan conservadores químicos.
Asimismo, masajear los ojos al bañarse o ponerse un paño caliente húmedo antes de irse a dormir sirve para acabar con los temblores de ojo.
Por Eduardo Carrasco