Ernesto Zavaleta.
Es clara la aversión del inquilino del Palacio Nacional por las agencias de seguridad y combate al narcotráfico de Estados Unidos, como la DEA (Administración para el Control de Drogas), el FBI (Buró Federal de Investigación), o la CIA (Agencia Central de Inteligencia).
Canceló toda injerencia, colaboración o apoyo en México que provenga de estas agencias cuando el 29 de septiembre de 2021 declaró el fin de la Iniciativa Mérida, el acuerdo más relevante en materia de seguridad y justicia entre México y los Estados Unidos de los últimos años.
El mandatario mexicano, con la bandera de “defensa de la soberanía” canceló en abril de este año todas las operaciones de cooperación y apoyo con las autoridades mexicanas de las llamadas Unidades de Investigación Sensible de la DEA (SIU, por sus siglas en inglés), e incluso las acusó de fabricar delincuentes como fue el caso del general Salvador Cienfuegos, detenido en EEUU y liberado y absuelto de todo cargo en México.
“Porque nosotros mantenemos cooperación, pero procuramos que se respete nuestra soberanía y antes, entraban y salían por el país y hacían, ellos mandaban, hacían lo que querían”, dijo el presidente de México en abril de 2022.
Las consecuencias de terminar con la cooperación operacional de la DEA y otras agencias de Estados Unidos en México, sumadas a una deficiente estrategia del combate al crimen organizado basada en la tesis de “abrazos no balazos”, es más que evidente:
Los carteles tomaron el control de amplias regiones en 17 estados del país; tienen presencia probada en 31 de las 32 entidades; imponen reglas en el comercio de productos como la carne de pollo, el aguacate, el limón y otros productos; extorsionan a 8 de cada 10 comercios, y se comenten en promedio al día 90 asesinatos, 11 feminicidios, y se calcula que de esas víctimas diarias al menos 7 son menores de edad.
Esa aversión florece nuevamente en la mañanera de este lunes 18 de julio y contradice a la directora de la DEA, dijo Anne Milgram, quien se adjudicó la captura de Rafael Caro Quintero, e incluso, felicitó a sus agentes por su trabajo durante casi 10 años con “sangre, sudor y lágrimas” para hacerle justicia al asesino del agente Enrique Camarena, ocurrido en febrero de 1985.
La titular de la DEA aclaró que su personal no estuvo presente en el operativo pero si colaboro y dijo “nuestro increíble equipo en México trabajó en conjunto con las autoridades mexicanas para capturar y arrestar a Caro Quintero, acusado en EE UU de torturar y asesinar al agente especial Kiki Camarena”.
Sin embargo el presidente afirmó en varias ocasiones durante su conferencia que la DEA no participó en nada para la captura de Caro Quintero, y luego de lamentar la muerte de los 14 marinos, quienes cayeron en un helicóptero luego de participar en la captura del capo, ya cuya ceremonia de honores no fue el mandatario, López Obrador insistió:
“La Secretaría de Marina de México llevó a cabo toda la investigación y la aprehensión del señor Caro Quintero”.
Es más, agregó que se pidió información a EEUU y no se las dieron:
“Se pide información en algunos casos, en este no. En el caso de la comunicación se había hecho una solicitud a través de la Secretaría de Relaciones Exteriores hace algún tiempo para que cooperaran con información, pero no se llevó a cabo”.
Y dijo que incluso en algún tiempo no ha existido la cooperación con esa agencia:
“Es que a veces participan, tienen sistemas de información y hay cooperación —eso está establecido, está escrito— cuando se requiere, pero últimamente no ha habido, no hay. Y estamos hablando de equipos, de drones, pues”.
Negó también cualquier apoyo o intervención el gobierno de Joe Biden:
“Yo no trato estas cosas. Estos son acuerdos que tienen que ver con intereses generales, nacionales. Un presidente de México no puede ir a tratar con un presidente de otro país el asunto de un presunto delincuente. Eso a lo mejor lo hacían antes, nosotros no”.
Desmintió así cualquier versión de que la captura de Caro Quintero o la de cualquier otro capo haya estado en la agenda de su encuentro con Joe Biden y Kamala Harris, o de algún “jalón de orejas” por su supuesta vinculación al Cartel de Sinaloa.
Ni habló del mensaje que dió Anne Milgran después de la extradición a Estados Unidos del expresidente de Honduras, Juan Orlando Hernández, cuando advirtió:
“Este caso debería enviar un mensaje claro a cualquier líder extranjero que abusa de forma corrupta de su poder para apoyar a los cárteles de la droga…
“Si toma dinero de drogas para su elección, si acepta sobornos de los cárteles de la droga, si trafica con drogas mortales, si protege a los cárteles criminales de la droga, si permite que la violencia y el asesinato florezcan a manos de los cárteles, entonces la DEA no se detendrá ante nada para hacerle responsable de sus crímenes”.
Parecía un mensaje claro para Daniel Ortega, Nicolás Maduro, Miguel Díaz Canel, y el propio inquilino de Palacio Nacional. Se podían ver como destinatarios de la advertencia de la DEA por su actuar en sus países… pero ahora ya se hacen operativos y se capturan grandes capos en México.
¿Se acabó la protección?
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