Isaías Villa González*.
Si una papa caliente seguirá presente en la disputa por la presidencia de la República, entre los 2 principales aspirantes oficialistas (Claudia Sheinbaum y Marcelo Ebrard), lo es la situación escandalosa del Sistema de Transporte Colectivo Metro (STC). Y no digo que en la definición de la candidatura, pues para el dedazo del presidente López Obrador, lo de menos son los méritos y fallas; para él solo cuenta el grado de incondicionalidad.
El desplome de un tramo de la Línea 12, que causó 26 muertos y alrededor de 100 heridos, constituye una herida profunda para la CDMX, imborrable. Y aunque el oficialismo ha hecho hasta lo imposible para no tocarles, los gobiernos de Sheinbaum y Ebrard tienen evidente responsabilidad. Pero, hasta ahora, la jefa de gobierno parece salir mejor librada; mientras que para el canciller Marcelo Ebrard la situación se complica.
La no comparecencia de Florencia Serranía, exdirectora del Metro, auspiciada por la propia Fiscalía General de Justicia de la CDMX, pretextando que se “violarían sus derechos humanos”, es clara muestra de complicidad para exonerar al gobierno actual. Por supuesto que hay materia: Serranía tiene mucho por aclarar sobre operatividad y mantenimiento al Metro. Durante su gestión (2018-2021) ocurrieron diversos accidentes nunca aclarados.
Los hasta ahora imputados de la FGJ por “homicidio, lesiones culposas y daño a la propiedad, por sus actos u omisiones” son solo 10 funcionarios, encabezados por Enrique Horcasitas (exdirector del Proyecto Metro); todos ellos del gobierno de Marcelo Ebrard.
Gabriel Regino, defensor legal de Horcasitas y otros imputados, ha cuestionado que si el problema fue por diseño erróneo y fallas y omisiones en la construcción, por qué no están siendo procesados directivos y personal de ICA y Carso, empresas responsables de ello. Como es sabido el magnate Carlos Slim, cabeza de Carso, propició un acuerdo reparatorio para indemnizar a los afectados del desplome, condicionándolos a desistirse de acciones legales posteriores. Y también se comprometió a asumir el costo total de las reparaciones a la Línea 12 del Metro. Pero de responsabilidad penal, nada.
La propia Jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, se empeñó en encauzar las investigaciones hacia el proceso de construcción de la Línea 12; y, por tanto, en desestimar la falta de mantenimiento y de supervisión de la actual administración. Así, al contratarla ensalzó a la empresa noruega Det Norske Veritas (DNV) “por su profesionalismo, prestigio y experiencia”; pero luego la descalificó, tras que su tercer informe señalaba como cuarta “causa raíz” del colapso a la deficiente supervisión del gobierno de Sheinbaum, que habría impedido detectar oportunamente, darle mantenimiento y reparar lo necesario, a efecto de prevenir el desplome en cuestión. Escudándose en un supuesto “sesgo político”, Sheinbaum (y con ella la subordinada Fiscalía de Ernestina Godoy) desechó el informe y, más aún, denunció que la “cuarta causa” fue sembrada.
Cabe recordar que un reportaje publicado por Georgina Zeregra en el diario El País señala que “otros 4 peritajes independientes contratados por la FGJCDMX en octubre pasado, también observaron fallas en la construcción y la falta de supervisión de la estructura, previa al colapso”. Revista Proceso, 30-V-22.
Conviene recordar aquí que Claudia Sheinbaum, con la complicidad de la mayoría morenista en el Congreso de la CDMX, ha impulsado el austericidio, disminuyendo recursos al Metro. Para 2021se programaron 15 mil 082 millones de pesos, 571 millones de pesos (4%) menos, respecto a 2020. Pero comparado con el último año de la administración anterior la caída fue mayor (14%): con Miguel Ángel Mancera hubo, en 2018, 17 mil 519 millones para STC.
Por cierto, de los 15 mil 653 millones presupuestados para 2020 hubo un subejercicio de ¡587 millones! Ello impactó negativamente en las necesidades del STC. Y de ahí, sin duda, han derivado fallas y accidentes numerosos, que afectan a millones de usuarios. Los principales: el incendio en el Centro de Control de Operaciones del Metro, y el desplome de la Línea Dorada, entre las estaciones Tezonco y Olivo. Y así, tan campante, se fue Florencia Serranía del Metro al CONACYT.
Para Sheinbaum, ahora, las obras de rehabilitación y modernización de la Línea 1 son una oportunidad de ofrecer: aceptables medidas que mitiguen las afectaciones a los usuarios; y buenos resultados en términos de obras que mejoren el servicio. Pero con ella nada está seguro. Su descuidada y accidentada gestión puede tener más tropiezos, al privilegiar concentrarse en su proselitismo.
Por lo pronto sigue quedándole mal a su mentor AMLO, y sobre todo a los cientos de miles de usuarios de la Línea 12, afectados por su falta de servicio en una zona tan popular. No olvidamos que el presidente López Obrador prometió el 24 de junio de 2021, que iba a estar completamente reparada y en funciones “a más tardar en un año”; y es hora de que eso el gobierno de Sheinbaum no lo ha cumplido.
*Fundador y Consejero Nacional del PRD.