Raúl Flores Martínez.
La falta de una estrategia contundente contra las organizaciones criminales en el país, está generando que algunas organizaciones locales, cómo el Cártel del Noreste, vaya ampliando su zona de influencia.
Datos del Congreso de Estados Unidos y de las áreas de seguridad del Gobierno Federal, señalan que el denominado Cártel del Noreste con su brazo armado, “La Tropa del Infierno” han traspasado las fronteras de Nuevo Laredo, Tamaulipas para extenderse a Nuevo León, Zacatecas, Oaxaca y Quintana Roo.
Esta base criminal surgida de Los Zetas con integrantes que van de ex militares y ex elementos de Grupos Tácticos de corporaciones policiacas, buscan ampliar su poder en la ruta de la droga a Estados Unidos.
Los informes no mienten, son demasiado certeros, al grado de que deberían preocupar a la cuarta transformación por el resurgimiento de los cárteles que se consideraban muertos.
Ejemplos, el Cártel de los Arellano Félix que resurge bajo la etiqueta del Cártel Tijuana Nueva Generación o el Cártel de Juárez, que ahora se llama el Nuevo Cártel de Juárez.
Organizaciones criminales que le disputaran tanto al Cártel Jalisco Nueva Generación o Cártel del Pacífico/Sinaloa sus plazas que son protegidas por sus brazos armados.
Así de manera silenciosa, las organizaciones criminales se están reabasteciendo de armas y sicarios que muy pronto dejarán una estela de sangre en su lucha por las plazas.
Un caso similar, paso con la Familia Michoacana que inició su desintegración en la administración de Felipe Calderón y continuó con Enrique Peña Nieto; sin embargo, ya no se hizo nada en este sexenio, lo que llevó a que este grupo criminal, se fortaleciera y extendiera a 8 estados del país.
Sobre su armamento bélico, pregúntenle a los policías del Estado de México que han sufrido su metralla en los municipios de la zona sur de la entidad.
La cuarta Transformación dejará una herencia de sangre, impunidad y una amplia radiografía del crimen que por décadas estarán gobernando a los mexicanos.