Rubén Cortés.
El presidente envenena el tema de las remesas, al enumerar como éxito económico de su gobierno, un dinero producido en Estados Unidos, en la cadena productiva estadounidense y producido mayormente por empleados ilegales.
Estamos frente al primer Jefe de Estado mexicano que admite a los cuatro vientos, que la ineficacia de su gobierno obliga a los mexicanos más pobres a buscarse la vida en la gestión de otro gobierno. Que huyen de él, pues.
Pero el aumento galopante de mexicanos que buscan irse a Estados Unidos, para poder comer y vestir decorosamente, exhibe el fracaso de los programas sociales, con cuya promesa de poner en práctica ganó las elecciones.
Porque, quienes más intentan cruzar la frontera sin papeles proceden de los estados más pobres; y que reciben, en mano, la mayor cantidad de los cuatro billones de pesos que dedica este gobierno a sus programas clientelares.
De donde más huyen es de (si quitamos Sinaloa) los estados predilectos del presidente, porque son los que más visita: Chiapas, Oaxaca y Guerrero. De ahí procede la mayoría de los 96 mil deportados por Estados Unidos de enero a abril.
El 11.5 por ciento de esos 96 mil es de Chiapas; el 11 por ciento, de Oaxaca; y el 10.7 por ciento, de Guerrero. O sea que hay de dos sopas en Chiapas, Oaxaca y Guerrero: la lana que da el presidente, no alcanza; o la usan para irse de aquí.
La otra cara de las remesas es que quizá son un gran cuento como refaccionadoras de los hogares más pobres de México; y en realidad son parte de una gran ingeniería financiera que beneficia a muchos, pero no a los pobres.
Si, porque, mientras por un lado:
–El gobierno informa, con furor, que en Estados Unidos fueron producidos de enero a mayo 22 mil millones de dólares que los paisanos mandaron para acá.
Por el otro lado:
–La masa de remesas reportadas en la Encuesta Nacional de Ingresos y Gasto de los Hogares (ENIGH) suma menos de tres mil millones de dólares que llegan a las familias mexicanas.
Entonces, ¿adónde van los 19 mil millones que faltan? Según la DEA, los cárteles del narcotráfico usan la estructura de las remesas para para lavar el dinero de la droga y meterlo en el sistema financiero formal de México.
Los envíos de efectivo de las remesas son parte de los métodos para ocultar la ruta de los ingresos ilícitos, mediante transferencias electrónicas, cuentas de negocio legítimas y depósitos con compañías de remesas.
Pero, como sea, al sistema financiero de este gobierno llegan desde Estados Unidos 40 mil millones de dólares anuales, aparte del comercio oficial entre ambos países.
Por eso está eufórico.
