Raúl Flores Martínez.
No basta con ver sicarios de las diversas organizaciones delictivas en las calles o desfilando en camionetas con armas de grueso calibre en poblaciones, donde incluso se dan el lujo de saludar a los elementos del Ejército mexicano que solo los miran pasar.
La unión que se ha dado entre autoridades del gobierno Federal con algunos grandes cárteles de la droga, ha generado que los elementos de la Fuerzas Armadas, sean humillados y descalificados al grado de subir las imágenes en las redes sociales.
Ayer otro lamentable hecho en Sinaloa, cuando un grupo de personas armados con palos rompieron el espejo de una de las unidades de la Sedena y obligan a los militares a retirarse, bajo las amenazas de “aquí pura gente del Mayo”.
Una nueva agresión, ahora los militares están dentro de una serie de operaciones contra laboratorios clandestinos de metanfetaminas en Sinaloa, que han generado una serie de pérdidas millonarias al Cártel del Pacífico, la organización delictiva favorita del Presidente López Obrador.
¿Cuántas agresiones más? Sabemos que el crimen organizado está desatado, está acabando con las propiedades y dinero de las personas trabajadoras de diversos estados del país, esos estados donde no se aplica la estrategia de seguridad, bueno una supuesta estrategia de seguridad.
Sabemos que el crimen organizado, siempre ha pagado a integrantes de las comunidades para que se manifiesten en contra de las Fuerzas Armadas, se asocian por mendrugos y amenazas para frenar los operativos que se llevan en este momento en el estado que vio nacer a Joaquín Guzmán Loera “El Chapo”.
En una semana la Sedena ha golpeado 16 veces al cártel del Pacífico con la destrucción del mismo número de narcolaboratorios que de acuerdo con el reporte de las autoridades militares, las intervenciones recientes fueron el reciente 8 de junio en Cosalá, Elota y Badiraguato, donde los soldados desmantelaron siete establecimientos clandestinos utilizados para la síntesis de drogas.
Esto está motivando que el Cártel del Pacífico, inicie su estrategia de la movilización de las comunidades que apoyan económicamente y con infraestructura urbana que han construido desde hace décadas.