Por. Rubén Cortés
México es víctima del éxito del presidente: seis de cada 10 lo apoya a él como persona, pero rechaza sus malos resultados como gobernante. Casi todos saben que su situación personal o familiar no mejorará pronto. Pero apoyan al responsable.
Es decir, esos seis de cada 10 mexicanos que apoyan al presidente en las encuestas, adoptan una actitud de “como si no fuera con ellos”, ante una realidad que se debe directamente a las políticas de gobierno, establecidas por el presidente al que apoyan:
–Fin de las estancias infantiles
–Fin a los refugios para mujeres víctimas de violencia intrafamiliar
–Fin al programa de “Escuelas de Tiempo Completo”
–Más de 600 mil muertos por el Covid-19
–Negativa a vacunar a menores por el Covid-19
–Dos millones de negocios quebrados por falta de apoyos en la pandemia
–Negativa personal a usar el cubrebocas; pedir abrazarse en medio de la pandemia
–125 mil homicidios
–32 mil desapariciones
–Cuatro mil mujeres asesinadas con saña (feminicidios)
–Militarización de las instituciones civiles del Estado
–Cancelación de 109 fideicomisos públicos
–Cierre del Fondo para Desastres Naturales
–Desabasto de medicinas
–Cancelación del Seguro Popular
–Seis millones de mexicanos menos en la clase media
–Cuatro millones de mexicanos más en la clase más pobre
–Menos crecimiento económico que con Fox, Calderón y Peña
–Pagar con nuestros impuestos los 331 mil 966 millones de pesos que costó la cancelación del NAIM
–La fuga de capitales hoy es varias veces mayor a los 83 mil 507 millones de pesos que salieron del país por el “Error de Diciembre” de 1994
Salvo la votación contra la reforma eléctrica y el aviso de no dejar pasar las reformas contra el INE y la Guardia Nacional, los políticos también hacen “como si no fuera con ellos”, ante el sistema híbrido de rasgos democráticos y autoritarios que es México hoy.
La ONU ha instado al actual gobierno a abandonar “de inmediato” la militarización de la seguridad pública, como antes instó a Chávez en Venezuela, donde hoy la propia ONU investiga a los militares por “crímenes de lesa humanidad”.
El presidente controla parte del presupuesto del Estado (al estilo de la partida secreta de antes del 2000, pero sin el nombre de secreta), y puede “disponer de forma anticipada” de bienes, cuentas y efectivo de acusados, sin esperar veredicto judicial.
Además, el gobierno no tiene en cuenta la separación de Poderes, ni el tejido institucional y capturó la Corte. Pero la oposición sigue haciendo política, armando campañas electorales y seleccionando candidatos, como estuviera en el México de 2006 o de 2012.
Sí: miran a otro lado.