Rubén Cortés.
El presidente blindó ayer, a través de la Corte, la información sobre contratos y pagos de las vacunas del Covid-19. Hoy, hace lo mismo que 20 años atrás: como Jefe de Gobierno blindó la información que debía ser pública por “dañar su prestigio y popularidad”.
Llamarse a asombros con este presidente puede ser un mecanismo de autodefensa contra la tomadura de pelo, pues él siempre ha sido el mismo: un político negado a la transparencia de sus acciones de gobierno, aunque a los otros sí que se las reclamara.
Por ejemplo, siendo Jefe de Gobierno, de 2000 a 2006, blindó la comunicación sobre:
—Padrón de beneficiarios del Programa de Adultos Mayores, Madres Solteras y Discapacitados.
—Segundos pisos del Periférico y Distribuidor Vial San Antonio.
—Fideicomisos para obras públicas.
Y fueron decisiones tomadas sin contar con los poderes Legislativo y Judicial, lo cual fue un patrón no sólo en el ocultamiento de información, sino en la disposición de propiedades públicas, como sucedió con unos terrenos que obsequió a la Iglesia católica.
En abril de 2003, le regaló tres hectáreas frente a la Basílica de Guadalupe para que construyera la Plaza Mariana. También pagó las escrituras en el Registro Público de la Propiedad y el Comercio, con cargo al erario: siete millones 131 mil 558 pesos.
En la escritura de los cinco terrenos regalados, suscritos por el Notario Público número 64, el oficio SF/PFDF/2003/6367 se detalló que el GDF destinó 163 millones 407 mil 801 pesos del erario para hacer cumplir todo el proceso de la donación.
El empresario Carlos Slim construyó el proyecto, a un costo de 700 millones de pesos, consistente en criptas, oficinas para la Iglesia, un mercado público de doble piso, un museo guadalupano y una clínica.
Carlos Slim también participó en la construcción de la Línea 12 del Metro, durante la Jefatura de Gobierno del actual canciller, Marcelo Ebrard; y, en estos momentos, construye el tramo Dos del Tren Maya, que va de Escárcega a Calkini.
Ya como presidente, el actual mandatario repite el estilo para reservar la información pública, que mostró en el entonces DF, pues no sólo es con las vacunas, como ayer: incluso, reserva hasta la información relacionada con Evo Morales.
Hasta 2025 no se podrá saber nada relacionado con el asilo político otorgado al ex dictador de Bolivia. Y tampoco sobre el Tren Maya, el aeropuerto de Santa Lucía, la pretendida venta del avión presidencial y el operativo contra Ovidio Guzmán, entre otros.
Sin embargo, en campaña prometió que presentaría una iniciativa de ley para “quitar las reservas” de información que son permitidas al gobierno. Dijo así: “No vamos a reservar nada, que todo sea transparente”; que no exista reserva”.
Y se lo creyeron.