Rubén Cortés.
“López Obrador será la persona de más autoridad moral y política de México cuando el sistema se derrumbe y, con él, la mafia del poder”, escribió Fidel Castro antes de morir. “El comandante Fidel es un luchador social y político de grandes dimensiones”, dijo AMLO tras la muerte del dictador cubano.
Y la raíz populista de AMLO viene de Cuba, del preceptor político de Fidel Castro: Eduardo R. Chibás.
Así que a solo 210 kilómetros de Cancún no hay elecciones desde el domingo 13 de junio de 1948, gracias, justamente, a Chibás, uno de los primeros populistas del continente, y del cual toma AMLO su eslogan de “Honestidad Valiente”.
Con el lema de “Vergüenza contra dinero”, Chibás irrumpió en 1945 en la democracia cubana, que fue la primera del continente en lograr el voto para la mujer, eliminar por ley la segregación racial, la jornada laboral de ocho y prestaciones laborales de ley para los obreros.
Populista y demagogo, Chibás la emprendió contra la corrupción y agredía verbalmente a sus adversarios, encolerizando a las multitudes contra las instituciones que había realizado siete elecciones libres cuando, por ejemplo, en México, no había habido ninguna.
Las mismas instituciones que habían convertido a Cuba en uno de los países más prósperos del mundo, y que habían legalizado al Partido Comunista, cuando a 145 kilómetros, en Estados Unidos, el Partido Comunista era perseguido y algunos de sus miembros acabaron calcinados en la silla eléctrica.
Pero el populista Chibás insistía en la necesidad de una “cuarta transformación” en Cuba, arrastrando multitudes, como un gran sembrador de desconfianza y de sospecha, en la ya pujante democracia cubana de los años cuarenta del siglo pasado.
El discurso flamígero de Chibás destruyó para siempre a la clase política y las instituciones democráticas cubanas. Como un francotirador sistemático del sistema, preparó sicológicamente al pueblo cubano para la aceptación del fin de la vida democrática, que había edificado desde 1902.
Chibás se suicidó el cinco de agosto de 1951, de un disparo en el estómago, durante un programa radial, porque no pudo presentar pruebas de corrupción contra un ministro. Con su vida, acabó también el partido político que había creado con amigos y familiares para llegar a la presidencia: el Partido Ortodoxo.
Y después Cuba se sumió en el caos: golpe de Estado de Batista el 10 de marzo de 1952, dictadura de Fidel Castro desde el primero de enero en 1959, persecuciones políticas, polarización social, purgas, cárceles, prohibiciones, exilios…
Hoy, AMLO revive aquella película cubana de Chibás, con su idea de la “cuarta transformación” de México. Y esas “transformaciones” (no lo olvidemos) son siempre formas demagógicas de nombrar…
Distintos tipos de dictaduras.