Raúl Flores Martínez.
Vaya con las declaraciones desafortunadas del señor Presidente Andrés Manuel López Obrador, que dejan una gran duda, sobre una manera inteligente de pensar y actuar.
Esa manera de ser el único que decide las riendas de la nación, ese líder mezquino que no toma en cuenta las sugerencias, opiniones de sus allegados, qué día con día se arrepienten de estar con él.
Resulta que los integrantes de las bandas, son también seres humanos, por ello, no se les puede aplicar la Ley, mucho menos se les puede disparar por las Fuerzas Armadas.
Ante estas declaraciones, qué dirán los familiares de las víctimas del crimen organizado, los familiares de los secuestrados, ejecutados y levantados. Qué dirán aquellos que deben de pagar el derecho de piso, aquellos que tuvieron que cerrar sus negocios por la constante extorsión.
Qué dirán, esas víctimas que murieron, esas víctimas que sufren por la muerte de sus seres amados, esas víctimas que deben trabajar más para pagar el derecho de piso.
¿Acaso esas víctimas, no son seres humanos?
Estos seres humanos (integrantes de las bandas), han dejado una estela de muerte de 110 mil homicidios dolosos y más de 3 mil 100 feminicidios en lo que va del sexenio, cifra cercana a los 123 mil homicidios dolosos que se registraron durante los seis años de gobierno de Enrique Peña Nieto.
Sin embargo, es una cifra que ha rebasado las 102 mil muertes violentas reportadas en el sexenio de Felipe Calderón y su llamada guerra contra el narcotráfico.
Es claro, qué con estas declaraciones del Presidente, se dé la posibilidad de aceptar que ya se vive en un narcoestado, una nación donde el crimen organizado, es el que manda.
Si en México, se cuida a los criminales, quién cuida a las decenas de familias que abandonan sus hogares y dejan pueblos fantasmas ante el accionar del crimen organizado, que se adueñó de comunidades y estados de este país.
Hasta dónde llegará la estupidez del Presidente, qué con estas declaraciones muestra su cobardía e incompetencia para dirigir el país, muestra su falta de criterio y humanidad para todas las víctimas que han perdido la vida a manos del crimen organizado.
