Francisco Garfias.
El deterioro de la aviación comercial en México comenzó con la inexplicable y costosa decisión de cancelar la obra del aeropuerto de Texcoco, cuando ya iba a avanzada en mas de un 30 por ciento.
Alrededor de 113 mil millones de pesos tirados a la basura por voluntad de un solo hombre, según los cálculos de la muy presionada Auditoria Superior de Federación, que dio marcha atrás a un calculo inicial tres veces mayor.
Hoy las alertas están encendidas. México está reprobado en seguridad aérea. La Administración Federal de Aviación de Estados Unidos nos degradó a categoría 2.
Los Incidentes aéreos se han incrementado un 300 por ciento, según el Sindicato Nacional de Controladores Aéreos.
La Federación Internacional de Asociaciones de Pilotos de Líneas Aéreas advirtió a sus agremiados que desde que se rediseño el espacio aéreo para que operara el AIFA se han registrado alertas constantes.
Hablan de acercamiento de los aviones a los cerros, desvío por demoras excesivas, aeronaves que aterrizan con poco combustible…
El fin de semana dos aviones de Volaris estuvieron a punto de chocar, luego de que un controlador autorizara a una de las aeronaves a aterrizar sobre la pista donde se encontraba la otra. La destreza de los pilotos de la nave que bajaba evitó la catástrofe.
El Incidente provocó la renuncia del director general de Servicios de Navegación en el Espacio Aéreo Mexicano, Víctor Manuel Hernández Sandoval, chivo expiatorio en este caos que no parece inquietar en lo mas mínimo al presidente.
“No hay peligro, somos responsables y todo el personal que trabaja en la aviación es gente profesional, es gente buena, que no desea una desgracia”, dijo en la mañanera, como si la voluntad de un hombre bastara para evitar un accidente fatal.
En la Conferencia, AMLO le dedicó mucho más tiempo a presumir la pistola que Francisco I. Madero le regaló a Pancho Villa. Se la trajo de Cuba. El gobierno de la isla la restituyó al “pueblo mexicano”. Ya le busca museo para exhibirla.
Por la tarde se reunieron autoridades de las secretarias Comunicaciones y Transportes, de la SEDENA, la SEMAR, el AICM, el AIFA y represetantes de las aerolíneas operadoras.
“Se acordó ordenar el sistema aeroportuario en la Ciudad de México”, dice un tuit de la secretaria de Gobernación. No da detalles, pero se entiende que reconocen el desorden.
Rogelio Jiménez Pons, sbsecretario de Transporte, le dijo a Radio Fórmula que uno de los acuerdos que se concreto es la reducción de un 25 por ciento de las operaciones del AICM.
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Del tema hablamos con Jesús Ramírez Stabros, ex secretario general de la Asociación Sindical de Pilotos Aviadores (ASPA)
Lo primero que nos dijo es que los controladores del AICM son de lo más “fregones” del mundo. Trabajan con presiones muy fuertes en un espacio aéreo muy difícil y saturado.
Luego hizo notar que los presupuestos relacionados con la aviación, no solo al SENEAM, sino a la propia Agencia de Aviación, están a la baja desde hace varios años.
“Eso implica falta de capacitación, de equipos, y de una serie de cosas”, destacó, antes de poner el dedo en la llaga:
“Hay una cuestión de fondo, de raíz. Los militares son disciplinados y chingones para ser militares, pero no para conducir cuestiones civiles.
“El tamaño de la aviación militar son 30 aviones que existen en Santa Lucía; el tamaño de la aviación nacional es otra cosa.
“Darles a los militares la autoridad aeronáutica y el manejo de los aeropuertos evidentemente que es un caos. Y no digo que no tengan la capacidad, sino que no tienen la capacitación”, subrayó.
Destacó otro punto: la mencionada degradación de México a categoría 2: “Tiene que ver con la ausencia de la SCT en la aviación. Nadie hace, nadie dice de los presupuestos, nadie se mete al tema. Cedieron a los militares la autoridad aeronáutica”.
No pasó por alto la “obsesión” del presidente por el AIFA. “Está en el centro de la política aeronáutica de este país. Es un error. No sirve para nada ese aeropuerto. Lo veremos con el tiempo. Cuarenta y tantos años de estudio lo habían demostrado. Se impuso la obsesión política”, lamentó.
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Dos periodistas mas asesinadas. Esta vez fue en Veracruz. Van once en lo que va del año y 36 desde que AMLO se instaló en Palacio Nacional.
Hablamos de Yesenia Mollinedo Falconi, directora del portal El Veraz, y de la reportera Sheila Johana Olivera. Las mataron a balazos afuera de una tienda de conveniencia en Cosoleacaque.
¿Cuántos periodistas más deben morir para que las autoridades asuman que estamos ante una emergencia y actúen?
No basta que se alcen de brazos y reconozcan que no han podido remontar la violencia contra los informadores, como lo hizo el subsecretario de Derechos Humanos, Alejandro Encinas.
Está mas vigente que nunca la frase que hace 14 años pronunció el empresario Alejandro Martí, a quien le secuestraron y mataron a un hijo. “Si no pueden, renuncien”, dijo entonces al presidente Calderón, a los gobernaradores y a los alcaldes.
FIN.