Raúl Flores Martínez.
Nuevo León se ha vuelto un cementerio de las mujeres, un cementerio para todas aquellas mujeres que son reportadas como desaparecidas. La muerte más reciente fue la de Yolanda Martínez Cadena, que tiene una historia de impunidad dentro de la Fiscalía General de Justicia del Estado.
Las constantes metidas de pata de las autoridades de la Fiscalía, suelen ser tan recurrentes que, en ocasiones, es un monumento de impunidad y falta de investigación en todo su personal que día con día, siguen cometiendo errores.
Solo pondré un ejemplo en el caso de Yolanda Martínez, su desaparición fue el pasado 31 de marzo, los ministerios públicos tomaron la denuncia el 4 de abril, cuatro días después, de que esta joven no llegara a su casa.
Los activistas que buscan a familiares desaparecidos, suelen decir que las primeras 48 horas, son importantes para encontrar a las víctimas con vida, pasaron 96 horas que fueron importantes para la vida de Yolanda que nadie sabe qué fue lo que pasó.
En este caso hay dos involucrados que son investigados, el tío materno que acosaba a Yolanda y su ex pareja, Eduardo “P”, quién infringía violencia física, dos personas en las que va a caer la responsabilidad, aunque no hayan sido alguno de los dos.
Así trabaja esta Fiscalía, inventando homicidas, filtrando información para violar la presunción de inocencia y en su caso el debido proceso, dos actos que sepultaran cualquier tipo de verdad, dando paso a la impunidad.
Hace unos días, me preguntaron por qué tantas muertes y feminicidios, por algo sencillo, la impunidad con la que se mueven los asesinos, golpeadores de mujeres. Impunidad generada por las propias instituciones de seguridad, justicia y judiciales.
Yolanda solo es una de las más de 300 mujeres que están en calidad de desaparecidas en Nuevo León, y las miles de mujeres que están en calidad de desaparecidas.
Durante el actual mandato presidencial se han contabilizado 7 mil 901 desapariciones de mujeres. Esta cifra ha ido en aumento en los últimos años: en 2018 hubo mil 687 mujeres no localizadas; en el 2019, mil 890; en 2020, dos mil 250, y en el 2021, dos mil 795 desapariciones de este tipo, es decir, un incremento de 65 por ciento, en comparación con 2018.