Carlos J. Pérez García.
Las mujeres y la poesía han sido casi siempre buenas amigas, no sólo entre ellas sino también de quienes las amamos o admiramos. Con cierta frecuencia caminan juntas, o incluso las queremos muy cerca de nosotros… como talismán, inspiración o simple compañía de día o de noche.
Bueno, para algunos no hay nada nuevo en todo eso, ni en que ciertos versos de hombres iban dirigidos a hombres (los Sonetos de Shakespeare…). Para otros, los descubrimientos vienen a ser permanentes.
La mujer se vuelve belleza, musa y obsesión, pero igual muchas otras cosas más… que no cabe enumerar ahora. Hoy sigue siendo éste un mundo dominado por los hombres, que le pueden tener envidia o celos y hacerla víctima. Ella sobresale en el trabajo sin dejar el hogar, con unas virtudes superiores.
Hace casi cuatro siglos, en un ‘nuevo’ mundo de hombres o religiones, una talentosa y discreta mujer escribía: “Salgan signos a la boca de lo que el corazón arde, que nadie, nadie creerá el incendio si el humo no da señales”. Y, más acá, George Orwell asentaba: “En tiempos de engaño universal, decir la verdad se convierte en un acto revolucionario”, lo que deja fuera a las y los mitómanos.
Por acá, digamos, la poeta chihuahuense Susana Chávez fue activista contra los feminicidios en Ciudad Juárez y, por ser mujer, es asesinada en 2011. Escribía desde los 11 y en 1995 acuñó la frase emblemática “Ni una muerte más”, que inspiró el movimiento #NiUnaMenos. Entiendo que a todas ellas se les extraña y se les tiene muy presentes.
Hoy crece el reclamo en contra de un gobierno federal que no sabe cómo reaccionar aquí. Me queda claro que las palabras y el pasado de poco sirven para corregir; tampoco el torpe anti-neoliberalismo en la educación o la economía, que hasta empeora las cosas. Es por otra vía: trabajar cerca de los expertos y las feministas, en una de varias emergencias nacionales.
Luego podremos platicar de todo ello en estos espacios a pesar de que nos lo dificulten un poco los desbordamientos políticos que vienen. Igual, oigan, ante las catástrofes seguiré argumentando contra un gobierno tan obtuso y dañino aunque parezca que odio a alguien.
El amor a México va a prevalecer.
* NO HAY SEMANA QUE no broten o resurjan nuevos o viejos escándalos en la lastimosa política mexicana. Muchos dan pena ajena y otros significan, cada vez más, una auténtica vergüenza ante el exterior de nuestro país (personas, naciones, organismos). Destacan ahora las groseras revelaciones del expresidente Trump sobre hechos del 2019, que afectan severamente al mandatario de México en el fondo y la forma.
No sólo ratifican la habitual propensión a mentir de éstos como costumbre de vida, sino el carácter intrínseco de la evidente demagogia populista que nos da esperanzas, no resultados positivos. También confirman el perfil inadecuado de quien no sabe resistir presiones al tomar decisiones adversas a nuestra soberanía (el ejército al servicio de un poder extranjero), lo cual nos muestra elementos de “traición a la patria” que son mucho más claros que los esgrimidos contra legisladores que votan en libertad.
Tal vez no reviente ahora entre todas esas palabras y broncas serias o superfluas, pero se vuelve más sólida la perspectiva de que el aberrante e ineficaz lopezobradorismo deje en paz a nuestro país en 2024. Esto abre mejores expectativas para los inversionistas nacionales y extranjeros, con un mayor crecimiento productivo de la economía en beneficio de los pobres y sus aspiraciones siempre válidas.
Algunos lectores pueden pensar que este escribano es anti-AMLO o “pejefóbico”. Créanme que no es así y se ha probado, aunque reconozco una obsesión que me hace amlocéntrico en la difícil situación de México. Aparte de que lo menciono mucho menos estos meses, mis críticas contienen argumentos políticos, económicos, educativos, internacionales, de salud o energía que son bastante serios y concretos, en paralelo a inusuales alusiones de logros o sugerencias bien intencionadas de ajustes para mejorar resultados.
Con todo, la realidad ha cedido ante el presidente y el poder que ha centralizado, lo cual requiere una atención esmerada a fin de detener y luego revertir el grave declive económico y social del país. No es nada personal, pero es indispensable que los contrapesos legislativos y de la sociedad civil sean suficientes para atajar atropellos contra el INE o nuevos desvaríos hacia el final del sexenio como en el caso del modelo educativo.
@cpgarcieral