Marissa Rivera.
El domingo pasado México ratificó la polarización en la que estamos desde hace más de cuatro años.
Por un lado, los que se sienten patriotas y por “otro” los que son señalados como traidores.
Una discusión deplorable, desbordada de calificativos, de ofensas, de ira y de burlas.
Ningún argumento que orientara a los ciudadanos. El maniqueísmo en su máxima expresión.
La sesión en la Cámara de Diputados fue un espectáculo lamentable, donde se exhibieron dos bandos.
Dos corrientes opuestas, que rechazaron la oportunidad de debatir con altura y se colocaron los guantes para pelear por dos términos: patriota y traidor.
En política es muy fácil hacer que una derrota se pueda percibir como triunfo y viceversa, para eso, son las guerras sucias.
La Reforma Eléctrica del presidente Andrés Manuel López Obrador rechazada por la oposición dejó muchas lecciones.
Por primera vez en más de tres años, PRI, PAN Y PRD, incluso Movimiento Ciudadano, detuvieron una iniciativa presidencial.
Un golpe que sin duda festejaron y que no debería quedar en una victoria pírrica.
Valdría la pena que consideraran que juntos pueden lograr más que detener una iniciativa.
Están en puerta seis elecciones gubernamentales en las que van juntos en cuatro.
Ya lo hicieron hace un año y la experiencia no fue la mejor. O se ponen las pilas o el tsunami morenista los volverá a arrastrar.
Y después viene Coahuila y el Estado de México, previo a la elección presidencial del 2024.
La fiesta por la Reforma Eléctrica quedó atrás. A sacudirse el confeti y a trabajar.
Otra lección, fue para los empresarios.
Se pronunciaron poco, pero festejaron mucho.
Acudieron a eventos con el Presidente de la República, sin embargo, evitaron pronunciarse sobre la Reforma Eléctrica.
Pudieron manifestarse a favor de la Reforma, pero temieron enfrentarse al Presidente.
Deben estar felices, los ganones fueron ellos y sin ningún costo político.
Generan empleos, pagan impuestos y tienen ganancias. En este debate absurdo qué serían ¿patriotas o traidores?
Una lección más fue para el partido y las corrientes afines al López Obrador.
No pueden hacer lo que les plazca sino buscan acuerdos.
Esa arrogancia con la que actuaron fue perniciosa.
Atender a raja tabla y con obediencia ciega las instrucciones del presidente, esta vez tuvo resultados adversos.
Haber aceptado las 12 propuestas de la oposición, pudo haber sido el logro legislativo más importante para la administración del Presidente.
Pero no quisieron. ¿Eran intransitables? O de plano los ignoraron, para no aprobar la iniciativa. Y se la jugaron a sabiendas que no se iba a aprobar, para enarbolar la acusación de traidores a la oposición que no les dio los votos.
Muchas lecciones, muchas lecturas, eso nos dejó el domingo de resurrección.
- lunes 25 noviembre, 2024 || 3:26 am