Rubén Cortés.
Este presidente no suele gobernar para todos sus gobernados, sino para su piso de votantes, que es invariablemente el mismo desde 2006, y es de 15 millones. Pero, ahora, contentará más que nunca a ese piso, con lo que lo tiene enviciado: dádivas y encono social.
Ya, tras la derrota legislativa de la reforma eléctrica (que marcó el fin de la autollamada “Cuarta Transformación” a nivel constitucional) los empezó a azuzar llenando sus barrios de carteles con nombre y foto de los “traidores” que votaron en su contra.
Hay que recordar que son, esos 15 millones de votantes, quienes mantienen al presidente, a nivel de tierra, como la figura alrededor de la cual gira la política mexicana desde el año 2000, a base de tomas de calles, boicots legislativos, agresiones, chantajes…
Repasemos:
–En 2006: obtuvo 14 millones 756 mil 350 votos.
–En 2012: obtuvo 15 millones 848 mil 827.
–En 2018: obtuvo 30 millones 113 mil 483.
–En las intermedias de 2021: obtuvo 16 millones de votos.
–Revocación de Mandato 2022: obtuvo 15 millones 159 mil 323.
Ese piso, de básicamente 15 millones, creció de manera inopinada en las elecciones presidenciales de 2018, cuando se le agregaron 15 millones procedentes de la clase media y media alta que, en 2006 y 2012, lo habían considerado “un peligro para México”.
Y, en 2024, ya teniendo como tiene, todas las estructuras de un poder unipersonal autoritario y autocrático; y con dinero a raudales, puede volver a crecer con acarreos de gobernadores, el Ejército y otras fuerzas: no en 15 millones, pero sí en varios más.
En lo emocional, el presidente ya empezó a contentar a ese piso de votantes: desde ayer instala en sus barrios “Muros de la Ignominia” y tendederos con las fotos y el nombre de los “enemigos del pueblo”, para que los persigan y los agredan donde los vean.
En lo económico, les regalará más dinero que va a sacar de la bolsa de la clase media que paga impuestos, y del acoso a los grandes contribuyentes, a los cuales el SAT les anunció ayer un plan de fiscalización: o sea, que los va a saquear.
Porque es bajísimo el número de contribuyentes que hay en ese piso de 15 millones de votantes que tiene el presidente. Pero, es altísimo su consumo en dádivas, pues recibe la mitad de los 7 billones de pesos del Presupuesto de la Nación.
Así está la cosa: los 15 millones de votantes extra que le aparecieron en 2018 y no lo habían votado en 2006 ni en 2012, ahora le mantienen, con sus impuestos, a los 15 millones de votantes que nunca lo han abandonado y que no pagan nada.
Para ellos solitos gobernará.