Rubén Cortés.
Su éxito está en mantener a parte del sector pensante entretenido en sus cortinas de 24 horas, y no sopesando las consecuencias de sus decisiones: por ejemplo, el cataclismo histórico que provocará su reforma eléctrica.
Hay que insistir: en pleno siglo XXI, repite la decisión de su guía ideológico Fidel Castro a mediados del siglo XX, que provocó el embargo económico de Estados Unidos en respuesta al impago de 10 mil millones de dólares por expropiaciones.
Y la historia es una gata que siempre cae parada: porque 10 mil millones de dólares es la misma cantidad que compromete la reforma eléctrica del presidente con Estados Unidos, según el gobierno estadounidenses.
Reforma publicó una carta de la Representante Comercial de Estados Unidos, Katherine Tai, a la Secretaría de Economía de México: “Más de 10 mil millones de dólares en inversiones estadounidenses en México se encuentran en riesgo”.
Admirador público de Fidel Castro, el presidente sabe que Cuba está ruinas y su gente vive con cartilla de racionamiento por no pagó las expropiaciones de 1961 a Estados Unidos: pero insiste en que con la reforma eléctrica va a expropiar y no va a pagar.
Estados Unidos impuso a Cuba un embargo económico bilateral hasta que Cuba le pagase la deuda de 10 mil millones de dólares, pero hasta hoy Cuba no ha pagado, por lo cual el embargo continúa, reforzado por Trump con más de 60 nuevas sanciones.
Más de 20 mil cubanos atravesaron México en 2021 camino a Estados Unidos, donde una ley federal de 1966 les garantiza la residencia en automático, tras permanecer un año y un día sin salir del país y haber ingresado por cualquier garita fronteriza.
Exilios y hambre fue el legado de aquella deuda de 10 mil millones de dólares que aún no paga el gobierno cubano al estadounidense. Y no hay que olvidar una coincidencia: Cuba era en 1961 el principal socio comercial de Estados Unidos, como lo es hoy México.
México registra 614 mil 500 millones de dólares de intercambio comercial anual con Estados Unidos; y le llegan 40 mil millones de dólares en remesas al año que envían los mexicanos que se ganan la vida allá.
Esa lana paga los deseos del presidente: el aeropuerto de Santa Lucía costó 116 mil millones de pesos, mientras el dinero perdido por la cancelación del aeropuerto de Texcoco fue 332 mil millones.
Entre la cancelación de un aeropuerto y el remiendo del otro, se fue medio billón de pesos, además de un billón y medio perdido en Pemex y CFE y de otro billón en Dos Bocas, Tren Maya y el tren transístmico.
Y tendrá que pagar 10 mil millones de dólares.
O lo embargan.