Rubén Cortés.
En lo que Morena y el PRI aprueban la reforma energética, dejaron de entrar a México 50 mil millones de dólares que los inversionistas habían programado meter al área energética. ¿Por qué retiraron ese dinero?
Porque reforma convertirá al gobierno en único suministrador de energía eléctrica y cancelará los permisos de inversiones privadas: expropia sin indemnizar, como ocurrió en Cuba comunista en 1960.
Es una reforma que sigue el modelo de control social castrochavista del actual gobierno: aumentar la planta de trabajadores del Estado para secuestrar su voto electoral.
Eso, en el manejo la biopolítica, al estilo exitoso de Cuba desde 1959 y Venezuela desde 1999. Pero también saca de circulación dinero con acceso a la gente de la calle; el que haya será del Estado.
Veamos:
–Kroll, compañía experta en riesgos empresariales, calcula que la incertidumbre por la reforma dejaron de entrar entre 30 y 50 mil millones de dólares, pues elimina certificados de energía limpia y contratos de autoabastecimiento.
Es decir: 30 y 50 mil millones de dólares que, como serían manejados por el sector privado habrían llegado a la gente por salarios otorgados por particulares, sin intervención del Estado.
–El Universal publicó que el aeropuerto de Santa Lucía costó 116 mil millones de pesos, mientras el dinero perdido por la cancelación del aeropuerto de Texcoco fue 332 mil millones, según la Auditoría Superior de la Federación.
–Hasta 2072, las ganancias de Santa Lucía serán para el Ejército y, por siempre, para pagar pensiones de los militares. El Tren Maya y los aeropuertos de Santa Lucía, Palenque, Chetumal y Tulum también serán parte de una empresa manejada por los militares.
Es decir: será una cantidad incuantificable de dinero que, al ser manejada por los militares, no circulará entre la inmensa mayoría de la gente. Y, a la vez, secuestra el voto electoral de los militares y sus familiares, porque este gobierno les dio esa concesión.
–Según Macario Schettino, en ese proyecto, “el gobierno tiró medio billón de pesos, además del billón y medio perdido en Pemex y CFE y de otro billón en Dos Bocas, Tren Maya y transístmico. Santa Lucía era el mejor, y nos ha dado una ganancia de uno por ciento”.
Es decir: lo peor es que la mayoría de los ciudadanos no está al tanto de esta tiradera de recursos provenientes de quienes pagan impuestos, pues el gobierno controla casi toda la información, salvo la de Twitter y Facebock.
El presidente monopoliza la información con la Mañanera, y el gobierno controla portadas, teasers y línea editorial en la mayoría de medios tradicionales, pues la crítica es de contados conductores, comentaristas y columnistas.
Y la oposición política se encuentra en estado catatónico desde 2018.