Francisco Garfias.
Vimos a Cuauhtémoc Cárdenas a la una de la tarde en el despacho que tiene en la casa que fuera de doña Amalia, su madre, al día siguiente de la masacre en San José de Gracia, Michoacán, estado que gobernó de 1980 a 1986.
Estaba sólo frente a una laptop abierta. Llevaba pantalón de mezclilla y camisa azul de cuadros. El gesto adusto, tantas veces descrito, nunca apareció.
Ni siquiera cuando le dijimos que lo veíamos “poco crítico.” Sonrió al escuchar el comentario y dijo: “señalar como está el país no me parece poco crítico”.
No me había sentado aún y ya hablábamos de la ejecución, en pleno velorio, de un número indeterminado de personas en ese poblado de Michoacán.
“Muy grave –dijo– que sucedan cosas como esas. Desafortunadamente no es la primera ni la única de tiempos recientes. Nos obliga a pensar seriamente que el combate a la delincuencia, las estrategias, los mecanismos, las formas de llevar cabo este combate, deben revisarse para erradicar del territorio nacional a esa delincuencia que manifiesta cada vez más en controles sobre el territorio y formas cada vez más violentas”.
El comando armado que se transformó en pelotón de fusilamiento limpió el lugar y se llevó los cuerpos. Unos hablan de 17 muertos, otros de 10. Las autoridades no han dado una cifra. No saben cuántos fueron. Así anda la inteligencia.
–¿Eso no es la expresión del fracaso de la estrategia de “abrazos no balazos”?
–No es este un fenómeno que se deba combatir sólo atacando a la delincuencia. Tiene un vínculo directo con los niveles de vida deteriorados, pobreza mayor o menor, falta de creación de empleos formales, necesario crecimiento de la economía para que haya oportunidades para todo mundo. Tiene, sin duda, vinculaciones con las deficiencias del sistema educativo.
–¿No le parece que ha habido laxitud y que eso alienta masacres como ésta?
–No sé si haya laxitud. No podría yo coincidir en eso. Se ve que hay enfrentamientos también con las fuerzas armadas. Me parece que esto tendría que vincularse con una mejor coordinación en materia internacional, particularmente con Estado Unidos, y con lo que pueda venir del sur.
–Decía yo lo de la laxitud por la manera como (los delincuentes) se pasean públicamente en tanques armados por ellos mismos, armas de alto poder. Por la forma como toman poblados enteros sin que los molesten.
–Por eso digo que hay que revisar como se están haciendo las cosas. Buscar procedimientos más efectivos para ir erradicando la delincuencia.
–Hace un año usted me dijo que este le parecía un sexenio perdido. ¿Lo sigue pensando?
–Hay problemas que no se están atacando con resultados deseables. Uno de ellos es el combate a la delincuencia. Tendríamos que buscar también una política contracíclica, como dicen los economistas, para que crezca la economía.
“Es urgente buscar inversiones para que la economía se acelere y se creen empleos. Este año están anunciando que no habrá suficiente crecimiento. Es necesaria una política de integración de cadenas productivas, de sustitución inteligente de importaciones.
“Esto nos lleva a la necesidad de aterrizar en una Reforma Fiscal que permita al Estado tener mayores recursos para el invertir en el desarrollo. Una Reforma Fiscal que imponga gravámenes a sectores de la población de mayores ingresos y disminuya las cargas tributarias a sectores que tienen menores ingresos.
–¿Cómo ve a la oposición de cara al 2024?
–No tienen propuestas. Ningún partido político está presentando un proyecto de Nación hacia el cual orientar todos los esfuerzos, un proyecto que tienda a garantizar que todo mundo, de acuerdo con la Constitución, pueda pasar por los ciclos obligatorios de la educación.
–Usted es fundador del PRD. ¿Cuándo ve el tamañito que hoy tiene qué le produce?
–Estoy fuera de eso. Lo hicimos entre muchos que estamos empujando desde las nuevas trincheras. Un buen número nos mantenemos en la misma posición política, con los mismos objetivos. Otros los han variado. Los partidos políticos que quedaron en la oposición, lo vimos en el 18, están muy disminuidos.
–¿Qué piensa de la Alianza Va por México?
–La veo desde afuera. No se qué estén haciendo para representar una fuerza significativa en el país. No conozco sus propuestas.
–Sacar a Morena de Palacio Nacional.
–Pues sí. Para un partido político tener un objetivo personalista no es suficiente. Faltan las propuestas económicas, sociales; de como se puede garantizar la seguridad.
Hubo más en esa charla con el ingeniero. Por cuestiones de espacio usaremos lo que falta en otras columnas.
Solo agregar que nos dejó claro que no va a participar en ninguna cuestión electoral o a empujar a alguien en particular. “Al menos no en este momento. No veo porque yo tenga que comprometerme con algo o con alguien”, remató
FIN.