Francisco Garfias.
El desabasto de medicamentos es el reflejo del desastre que ha sido el sistema de salud desde la llegada de la 4ª Transformación al poder.
Amparado en el discurso anticorrupcion, el gobierno federal destruyó el sistema compras consolidadas y la distribución de los fármacos, sin tener un plan eficiente para reemplazarlo.
Recurrió a la UNOPS, organismo de la ONU que nunca había realizado una tarea de ese tamaño, para comprar las medicinas; y al Ejército para distribuirlas.
Los resultados están a la vista. Luego de 1,143 días en el poder, el gobierno de AMLO no ha podido resolver la escasez de medicamentos.
“La gente sufre y los pacientes mueren”, escribió Xavier Tello, médico cirujano por la UNAM, autor del libro “La Tragedia del Desabasto” (Editorial Planeta).
Todavía en 2021 -luego de tres años de AMLO en Palacio Nacional- el abasto de medicamentos fue de 67 por ciento en centros de salud y de 63 por ciento en hospitales.
Los datos no son de conservadores que perdieron privilegios, ni fueron divulgados por periodistas millonarios. Son de Juan Antonio Ferrer, director del Insabi. Los dio en una sesión conjunta de la Academia Mexicana de Cirugía y la Secretaría de Salud.
Lo que más ha faltado es la metformina, para el tratamiento de la diabetes; Losartan, para hipertensión; y los analgésicos.
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Caso aparte son los niños con cáncer. Los medicamentos para tratar la agresiva enfermedad cuestan muy caros. A la mayoría no les alcanza. No les queda más que tomar calles, aeropuertos, carreteras, sin que a la fecha se les haya resuelto su calvario.
Todavía el martes pasado fueron a protestar frente a Palacio Nacional. En las pancartas aparecía con frecuencia el nombre de Hugo López-Gatell. No olvidan que el subsecretario de salud los acusó de “golpistas” en un programa de televisión.
Cito textual palabras de Gatell: “Esta idea de los niños con cáncer que tienen medicamentos cada vez la vemos más posesionada como parte de una campaña, más allá del país, de los grupos de derecha internacionales, que están buscando crear esta ola de simpatía en la ciudadanía, ya con una visión casi golpista.”
Tremenda pifia de un doctor que reiteradamente ha demostrado que prefiere quedar bien con su jefe de Palacio Nacional, que respetar el Juramento de Hipócrates: no llevar otro propósito que el bien y la salud de los enfermos.
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¿De qué tamaño es el problema? La Asociación Mexicana de Ayuda a Niños con Cáncer (AMANC) dice, en su página WEB, que del 11 de diciembre de 2019 al 11 de diciembre del 2020 se habrían acumulado 2,190 decesos de menores de edad.
Pero aclara: “De forma imprecisa se atribuyeron estos decesos al recorte en los presupuestos en salud y al desabasto de medicamentos. Hemos señalado que la falta de registros actualizados, confiables y completos, impide medir las consecuencias del desabasto.”
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En opinión de Arturo Morales, presidente de AMELAF, el desabasto de medicinas en el sector público ha provocado que la gente utilice dinero de sus ahorros para sacar adelante la salud de la familia.
Eso crea un círculo vicioso: buscan las medicinas en farmacias privadas, cuyos inventarios son insuficientes para satisfacer la demanda. Se agotan rápidamente y la gente se queda otra vez sin la medicina.
Morales, por cierto, deja la presidencia de AMELAF en un mes. Cuando llego eran 22 los laboratorios que integraban la Asociación. La deja con 45.
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Del tema hablamos con el diputado emecista, Salomón Chertorivky, ex secretario de salud. No se mostró optimista:
“El problema sigue y va a seguir hasta que no se substituyan las capacidades que se necesitan. Y las capacidades que se necesitan están absolutamente encontradas con la forma de trabajar de este gobierno inepto.
“Es mucho más complejo de lo que piensa un señor que dice que es como distribuir papitas y refrescos. Los medicamentos y las vacunas necesitan ir con ciertas condiciones sanitarias…
“Sin análisis y con prejuicios, destruyó el sistema de planeación, de compra y de distribución de medicamentos. Y cuando tú destruyes todo ese sistema y substituyes con 4 funcionarios de la Oficialía Mayor de Hacienda que nunca han comprado medicamentos y no entienden la dimensión y la complejidad, armas un desgarriate absoluto.”
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Ayer circuló en las redes sociales la versión de que la cancelación del Aeropuerto de Texcoco costó, en realidad, 465 mil millones de pesos.
“¡Es una volada!”, escribió David Colmenares, titular de la Auditoria Superior de la Federación, en un WhatsApp que nos envió anoche.
“Se insiste en difundir algo que es incorrecto: que el costo del NAIM es mayor que las aclaraciones de seguimiento que realizó la ASF con el Grupo Aeroportuario de la Ciudad de México –el ente auditado- que se publicó en mayo de 2021. La cifra definitiva es de 113,327 millones de pesos”, aclara.
FIN.