Rubén Cortés.
Con México acostumbrado a enterrar 100 muertos diarios por la violencia, y el narco usando minas antipersonas y vehículos blindados como un ejército regular, debemos recordar que el presidente puso precio a su mandato, al afirmar: “Si no pacifico a México, no acreditaré históricamente mi gobierno”.
Tan mal va el asunto que, en los primeros tres años de este gobierno, suman casi 110 mil homicidios; mientras que en igual periodo del gobierno anterior fueron 62 mil 145 asesinatos. Con Felipe Calderón fueron 39 mil 672 y con Vicente Fox, 40 mil 563.
Sin embargo, la principal preocupación del gobierno es conseguir, como consiguió el martes en la Cámara de Diputados, que el presidente no tenga la obligación de notificar a personas físicas o morales cuando les bloquee cuentas al detectar supuestos indicios de movimientos sospechosos.
No importa que, al abrigo de la premisa gubernamental de “Abrazos y no Balazos”, el crimen organizado haya aprovechado para, en estos tres años, equiparse como un ejército, con vehículos blindados y artillados, drones explosivos, minas antipersonas, granadas de fragmentación y explosivos C-4.
Están pertrechados con armamento de uso exclusivo del Ejército (armas de asalto, granadas de mano, fusiles Barret, cohetes tierra-aire) y se mueven en combate con tácticas operacionales similares a las de la guerrilla castrochavista colombiana, y del terrorista ISIS en Irak y Siria.
Pero los legisladores de Morena están la mar de contentos porque, a partir de ahora, el gobierno puede privar de sus derechos a cualquier ciudadano que le incomode, despojarlo de sus propiedades, posesiones y su libertad, sin necesidad de un juicio. O sea, el presidente es dueño de vidas y haciendas.
¿Qué el crimen organizado mata a un mexicano cada 17 minutos con vehículos blindados y artillados, drones explosivos, minas antipersonas, granadas de fragmentación y explosivos C-4, armas de asalto, granadas de mano, fusiles Barret, cohetes tierra-aire?
¿Qué México es líder mundial absoluto en violencia homicida, con las seis ciudades más violentas del planeta con más homicidios por cada 100 mil habitantes: Celaya Tijuana, Juárez, Ciudad Obregón, Irapuato y Ensenada; mientras Uruapan tiene el octavo puesto?
¿Qué la violencia del crimen organizado se amplió a zonas donde casi no existía antes de este gobierno, como son Los Altos de Chiapas, antes dominada por el EZLN, y hoy con aumento de desplazados por el tráfico de drogas, armas y personas?
Bah, y eso qué. Lo importante es que, desde el martes pasado, la autollamada Cuarta Transformación puede privar de sus derechos a cualquier ciudadano que le incomode, despojarlo de sus propiedades, sus posesiones y su libertad, sin necesidad de un juicio. Como en Cuba, Venezuela, Nicaragua.
¿Qué es sólo para los Carlos Loret?
No nos equivoquemos.
Es para todos.
