Francisco Garfias.
Se tambalea la candidatura de Roberto Palazuelos a la gubernatura de Quintana Roo. Al interior de Movimiento Ciudadano, partido que lo postula, hay un intenso debate sobre si lo mantienen o no como su abanderado en el proceso electoral que se avecina.
La decisión se tomará en la Asamblea Nacional del partido naranja, convocada para el próximo miércoles 16 de febrero.
Fuentes del MC nos adelantan que la cosa no pinta bien para el llamado Diamante Negro. Tiene muchos detractores adentro. “No ha sabido desprenderse de su personaje de actor”, puntualizan.
El debut del actor y empresario en la política no ha sido afortunado. Primero fueron las declaraciones, en un programa de Imagen TV, de que ajustaría cuentas a sus adversarios cuando sea titular del Ejecutivo estatal. “Estoy anotando”, advirtió.
Al día siguiente tuvo que retractarse, luego de que personalidades de ese partido como el secretario general, Jorge Alvarez Maynez; la senadora Patricia Mercado, y la ex diputada Marta Tagle, manifestaran públicamente su desacuerdo con él.
No pasó mucho tiempo antes de que algún malqueriente subiera en las redes sociales un video con una vieja entrevista de Palazuelos con Jordi Rosado, en la que presumía haber participado en una balacera en la que mataron a dos personas “en legítima defensa”. Tuvo que salir a decir que él no mató a nadie.
Para acabarla de amolar ya fue sancionado por el Instituto Electoral local por “actos anticipados de campaña” en sus redes sociales. Subió videos y mensajes que el árbitro electoral consideró propaganda política.
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Algo inusual ocurrió ayer en la sesión del Senado cuando se debatía el tema de la desaparición de las estancias infantiles. Súbitamente la discusión dio un giro de 180 grados, cuando la panista Lilly Téllez, desde su escaño, regañó al morenista José Narro Céspedes, que en ese momento presidía la sesión, por su mala educación:
“Quiero pedirle atentamente que cuando este sentado ahí, presidiendo el Senado de la República, por favor pida que le traigan una servilleta, porque es muy desagradable verlo comer y chuparse los dedos.
“Quiero hacerle otra recomendación: por respeto a todos nosotros que lo estamos viendo, porte un pañuelo para que no se esté metiendo los dedos en la nariz.”
La morenista Lilia Margarita Valdez, desde su escaño, vio en las palabras de Téllez una falta de respeto a la presidencia del Senado. Sugirió la suspensión de la sesión, hasta que Lilly se disculpara con la Mesa Directiva. La disculpa nunca llegó y la sesión siguió.
Antes de soltar el micrófono, Valdez se dirigió a José Narro: “usted es el presidente del Senado en este momento. No es posible intentar corregirlo como si fuera un niño. Yo no lo he visto chuparse los dedos. No se de dónde inventan eso.”
La morenista Valdez no fue la única que defendió a Narro. Geovanna Bañuelos, coordindora del PT, calificó las palabras de la panista de “irrespetuosas, vulgares, corrientes, fuera de lugar”.
Narro capoteó el mal tiempo. No se enganchó en la discusión sobre sus modales. Cuando todo se había tranquilizado, pidió respeto para su persona.
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El presidente López Obrador por fin logró una respuesta de España. No, no fue la disculpa por las “atrocidades” cometidas hace 500 años por los conquistadores que ha esperado casi desde que llegó a Palacio Nacional, sino una inusual declaración oficial derivada de sus constantes agresiones al gobierno y empresas “saqueadoras” de ese país.
“El gobierno de España rechaza tajantemente las descalificaciones realizadas por el Presidente Andrés Manuel López Obrador, en los últimos días, contra España y las empresas españolas”, dice el comunicado del Ministerio de Asuntos Exteriores.
AMLO parece no darse cuenta de que su agresivo lenguaje –robo y contubernio– agravia a un país que tiene alrededor de 7 mil empresas en México, con inversiones calculadas en 75 mil millones de dólares. Eso significa empleos para muchos mexicanos.
“Más de 175 mil españoles viven en México y cerca de 30 mil mexicanos residen en nuestro país”, dice el comunicado de Exteriores.
AMLO retomó el tema en la mañanera de ayer. A pesar de que aclaró que no habló de “ruptura” con España, no quita el dedo del renglón:
“En los últimos tiempos, durante el período neoliberal, empresas españolas, apoyadas por el poder político tanto de España como de México, abusaron de nuestro país y de nuestro pueblo, nos vieron como tierra de conquista”, dijo.
FIN