Francisco Garfias.
En México es muy alto el precio a pagar por la libertad de expresión. Van cuatro periodistas asesinados en un mes y 53 en lo que va del sexenio. Son diez más que los normalistas de Ayotzinapa, pero no son rentables políticamente.
Nunca, en ningún sexenio, había corrido tanta sangre de reporteros, fotoperiodistas, editorialistas. Cada que cae uno, escuchamos en Palacio Nacional el mismo estribillo: “No somos iguales, la diferencia es que hoy no hay impunidad”.
¿No hay impunidad? La realidad, admitida por el subsecretario de Derechos Humanos, Alejandro Encinas, es que nueve de cada diez asesinatos de periodistas han quedado sin sentencia en estos tres años.
Ayer mataron a Roberto Toledo en Zitácuaro. Tres sicarios para eliminar a un hombre cuya única defensa –como bien dijo Armando Linares López, director de Monitor Michoacán–, era una pluma, un lapicero, una libreta.
Su muerte se suma a la José Luís Gamboa, en Veracruz, Margarito Martínez y Lourdes Maldonado, en Tijuana, todas ocurridas en enero del 2022. Nombres que, muy pronto, quedarán en el olvido, mientras sus victimarios andarán, por allí, cobrando por otras “chambas”.
Toledo era editorialista de Monitor Michoacán, un medio digital que reiteradamente había recibido amenazas de muerte por “exhibir a funcionarios y políticos corruptos”, dijo el director Linares, en un video en el que se le quebró la voz. Las amenazas fueron cumplidas ayer. “¡Malditos aquellos que atentaron contra la vida de un inocente!”, remató con dolor e impotencia.
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De la situación que vivimos en el país hablamos con el senador Emilio Álvarez Icaza, ex secretario ejecutivo de la Comisión Interamericana de Derechos Humano, ex ombusdan capitalino y, desde ayer, vicecoordinador del Grupo Plural en la Cámara alta.
De entrada nos dice que todos los indicadores en derechos humanos, en este gobierno, no sólo están en alarma, sino en crisis.
“Así como van las cosas, este gobierno va a acabar con el peor registro en los indicadores en materia de periodistas asesinados, defensores de derechos humanos, personas desaparecidas, homicidios violentos. Este gobierno está rebasando los niveles dramáticos de las épocas de Calderón y Peña, en tres años.
“No se está entendiendo que se requiere el músculo del Estado para revertir no solo en términos de los ataques mas dramáticos, sino la acción de la justicia. Aquí la Fiscalía Autónoma está resultando absolutamente omisa. No entiende el presidente que una de las derrotas más importantes de Calderón y Peña fue justo en la agenda de derechos humanos.
“Hoy no solo tenemos más violencia, más homicidios, sino un proceso de militarización en todos los órdenes y frentes. Justo lo que ofreció este gobierno, en términos de momento país, es lo contrario que estamos viviendo.
“Hay una parte importante del movimiento de derechos humanos desactivado, desmovilizado, bien porque se sienten partícipes de este grupo, bien porque no quieren criticar al gobierno, bien porque no quieren salir en las mañaneras”, puntualizó.
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Un ejemplo de la forma como los morenos subordinan el tema de los derechos humanos a la grilla lo dio el propio Secretario de Gobernación, Adán Augusto López Hernández, en la reunión plenaria de los senadores guindas, al hablar de la Comisión Especial para Investigar Abusos y Violaciones al Estado de Derecho en Veracruz.
Más importante que los derechos de centenas de veracruzanos encerrados en las cárceles de esa entidad por el delito de “ultrajes a la autoridad” –propio de una dictadura– es cuidar la imagen de un gobernador de Morena, a fin de no darle armas a la oposición.
Va lo que dijo Adán en la plenaria, con Ricardo Monreal a un costado: “ Esa Comisión a lo mejor beneficiaba mas a los intereses políticos de la oposición que a los intereses políticos de este grupo parlamentario.
“Imagínense, y se lo digo con todo el respeto, nosotros mismos estábamos abriendo el debate sobre si convenía o no desaparecer los poderes en un estado que gobierna alguien emanado de este movimiento.”
Sabemos que Monreal tuvo que enmendar el rumbo. Nos cuentan que en la Junta de Coordinación Política, el zacatecano reconoció que, con los senadores que le son leales, podía mantener viva la polémica Comisión, pero eso significaba sacrificar la unidad del grupo parlamentario de Morena. Optó por no dividir.
Su gesto fue bienvenido en la mañanera de ayer. El presidente López Obrador no solo dijo que las puertas de Palacio Nacional estan abiertas no solo para Monreal, sino hasta para los adversarios. Reconoció que el senador de Zacatecas es uno de los precursores del Movimiento de Regeneración Nacional.
Hay quien afirma que Monreal se juega su última carta como coordinador parlamentario con la Reforma Eléctrica. “Si no se aprueba, lo remueven”, vaticinó un senador de oposición.
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La última y nos vamos: La ex petista Nancy de la Sierra es, desde ayer, la nueva coordinadora del Grupo Plural en el Senado.
FIN.