Alejandro Rodríguez Cortés*.
El gobierno de la mal llamada Cuarta Transformación se enreda en sus propios embustes, esta vez con la salud del presidente de la República en un asunto que -como otros de seguridad nacional- no parece tomarse con la debida seriedad.
No podría ser distinto: Andrés Manuel López Obrador miente todos los días mientras México toma su desayuno. Según la consultora Spin de Luis Estrada, el mandatario ha mentido más de 66 mil veces en sus ya casi 800 conferencias mañaneras.
En la más reciente de ellas, omitió decir que se sometería a un cateterismo luego de una revisión médica de la que nunca se informó. ¿Mintió al decir que tendría actividades laborales normales el fin de semana sin precisar la cita hospitalaria o lo hizo su vocero más tarde cuando informó que el presidente se había sometido a una valoración “de rutina”? Cualquiera de los dos supuestos sería grave.
Jesús Ramírez tardó 5 horas en informar del episodio. O efectivamente era un asunto programado como dijo hasta el sábado el presidente ya de regreso en Palacio Nacional, o se trató de una emergencia que habrían tratado de minimizar. Mintió pues el vocero, y mintió también el secretario de Gobernación cuando ya entrada la noche del viernes dijo que López Obrador se encontraba en “perfecto estado de salud”: ¿quién lo estaría después de haber sido sometido a un cateterismo cardiaco aunque éste haya resultado exitoso?
El presidente de la República había mentido hace 915 días cuando prometió hacer público su estado de salud y lo volvió a hacer cuando, enfermo de Covid, dijo que éste lo estaba superando con “talladas” de Vick Vaporub. Faltó a la verdad cuando aseguró que como estaba contagiado usaba cubrebocas frente a otras personas, mientras hablaba sin él frente a la cámara y por lo menos un camarógrafo, así como los secretarios de Gobernación y de Hacienda a unos cuantos metros de él.
Mentiroso contumaz, comunicó que el gobierno de Estados Unidos no tenía mayor problema con la reforma eléctrica que la administración federal mexicana promueve para frenar inversiones extranjeras en el sector energético nacional. Lo hizo, como su propia colaboradora Rocío Nahle, a propósito de la visita de su contraparte norteamericana, cuya oficina tuvo que salir rápidamente a subrayar que por supuesto tienen serias preocupaciones por el despropósito que supuestamente se discute estos días en un “parlamento abierto” organizado por el Congreso mexicano y donde los aliados del mandatario quieren imponer su visión anacrónica y transnochada de “soberanía energética”.
Mintió Andrés Manuel López Obrador omitiendo costos adicionales en la compra de la refinería Deer Park a Shell, y faltó a la verdad al no decir que aquella supuesta soberanía que tanto pregona debe aceptar por 15 años que la empresa holandesa surta de petróleo crudo al complejo texano que ahora es propiedad de Pemex.
El gobierno encabezado por el tabasqueño sigue mintiendo cuando se asume defensor de los derechos de la mujer, al proponer a un presunto acosador sexual como embajador plenipotenciario de México en Panamá. Por cierto, alguien engañó a Porfirio Muñoz Ledo con la propuesta de irse a representarnos a Cuba, porque AMLO simplemente declaró que no tenía información al respecto. Ya había faltado a la verdad cuando prometió respetar y fortalecer el Servicio Exterior Mexicano.
En fin, son tiempos de mentiras y más mentiras. Llevamos poco más de tres años así. Y hay quienes todavía le creen. Probablemente hasta darían por cierto que el personal médico que atendió a López Obrador en el Hospital Militar tiene solo 10 por ciento de capacidad técnica pero 90 por ciento de honestidad, lo que ha salvado la vida del presidente.
En fin, le deseo una pronta recuperación y hago votos por que se nos informe cabalmente cuál es la realidad en cuanto a su estado de salud. Es lo menos que puede hacer, aunque franca y lamentablemente no creo que lo haga. Por lo pronto, el jefe del Estado mexicano simplemente se pone “en manos del creador” y abona a las especulaciones con un “testamento político”, la última de sus ocurrencias engañabobos.
*Periodista, comunicador y publirrelacionista
@AlexRdgz