¡Muera el CIDE… y toda la educación escolarizada!

Carlos Arturo Baños Lemoine / Ciudadano Cero

Carlos Arturo Baños Lemoine.

Ahora fue el turno del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE). El dictador rojo Andrés Manuel López Obrador quiere convertirlo en un apéndice más de su retorcida mente populista-socialista. Claro, él le llama a todo esto “compromiso social”, pero todos sabemos que el Tirano de Macuspana se excita con el pensamiento del pobre judío pobre llamado Carlos Marx y de todas sus derivaciones y desviaciones ideológicas. Hoy en día le llaman a todo eso “pensamiento subalterno”… ¡qué pinche hueva!

Pero vayamos a la esencia del verdadero debate, porque el verdadero debate no es AMLO vs CIDE: el verdadero debate es educación escolarizada vs educación en línea.

A través del CONACyT, el granuja de López Obrador quiere imponer en el CIDE una dirección a modo, mientras los escuincles caguengues del CIDE sólo quieren mantener su sentido elitista y sectario de la educación, a objeto de ser cooptados, en el futuro, por la “burocracia de oro” del Estado Mexicano.

¡Me cago en los dos! Detesto a López Obrador y detesto al CIDE: dos caras de la misma y asquerosa moneda.

AMLO y el CIDE son obstáculos para la verdadera educación del futuro de toda la humanidad: la educación universal en línea.

Comencemos por lo esencial: el CIDE imparte programas de estudio en Ciencia Política, Administración Pública, Economía y Derecho… ¡áreas del aprendizaje que ya se pueden cursar completamente en línea!

¿Por qué, entonces, deberíamos mantener la existencia de podridas instituciones educativas autoritarias y obsoletas como el CIDE?

Al igual que El Colegio de México (COLMEX), que la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO), que el Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS) y que muchas otras instituciones de “educación superior”, el CIDE se creó para generar cuadros para la burocracia de élite del Estado Mexicano, y esto se opone al gran ideal de la “educación popular”: “¡Educación popular! ¡Educación popular!”.

Yo formé parte de las generaciones que salíamos sistemáticamente a las calles para gritar: “¡Educación popular! ¡Educación popular!”. Pero, en el debate tras bambalinas, había divisiones: los putrefactos comunistas entendían la “educación popular” como claustros educativos orientados al adoctrinamiento comunista de las nuevas generaciones, mientras que, los grupos liberal-anarquistas, defendíamos la idea del acceso directo y universal de todos los seres humanos a las fuentes prístinas del conocimiento, dejándole al gobierno sólo la función de certificación del conocimiento individualmente adquirido, por medio de la aplicación de exámenes idóneos.

Yo sigo siendo, mis amigos, el liberal-anarquista que hace 40 años, al menos, comenzó a salir a las calles a gritar: “¡Educación popular! ¡Educación popular!”.

Como el liberal-anarquista que soy, seguiré insistiendo en la idea de que, en la actualidad, ya contamos con las bases socio-técnicas y socio-tecnológicas para llevar a cabo la Gran Revolución Educativa Digital que requieren nuestros tiempos…

“¡Educación popular! ¡Educación popular!”…

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Esta videocolumna de análisis, crítica y opinión es de autoría exclusiva de Carlos Arturo Baños Lemoine. Se escribe y publica al amparo de los artículos 6º y 7º de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. Cualquier inconformidad canalícese a través de las autoridades jurisdiccionales correspondientes.

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