La variante Ómicron de COVID-19 suma 104 casos confirmados en todo el mundo después de que las autoridades sanitarias de Sudáfrica informaran por primera vez de su identificación.
El pasado 25 de noviembre la Plataforma de Innovación en Investigación y Secuenciación de KwaZulu-Natal de Sudáfrica informó el descubrimiento de una nueva variante de COVID-19 identificada como B.1.1.529.
El profesor Tulio de Oliveira explicó que la variante, más tarde nombrada Ómicron por la Organización Mundial de la Salud (OMS) conforme al alfabeto griego, presenta “una constelación muy inusual de mutaciones”.
Por ahora, dado que las investigaciones están en una fase muy temprana, se desconoce qué impacto podría tener esta nueva variante en cuanto a la transmisibilidad del virus y su posible resistencia a las vacunas.
“Con base en nuestro entendimiento de las mutaciones en este linaje, la evasión parcial a la inmunidad es probable, pero es probable que las vacunas aún ofrezcan altos niveles de protección frente a la hospitalización y la muerte”, precisó el Instituto Nacional de Enfermedades Infecciosas de Sudáfrica.
Desde entonces la variante Ómicron ha sido detectada en 10 países.
Al informar su descubrimiento Sudáfrica informó de 22 casos que posteriormente aumentaron a 77.
Pronto, Reino Unido dio a conocer dos casos, al igual que Australia y Alemania, este último en espera de confirmar un tercero.
Botsuana detalló cuatro casos mientras que Hong Kong, Bélgica, Israel e Italia informaron un casa cada uno.
Tras confirmar que 61 pasajeros provenientes de Johannesburgo y Ciudad del Cabo dieron positivo a COVID-19 las autoridades de Países Bajos detectaron 13 contagios de la variante Ómicron.
La advertencia de que la variante B.1.1.529 puede ser más transmisible e incluso inmune a las vacunas ha derivado en múltiples restricciones aéreas para pasajeros procedentes de Sudáfrica y el continente africano en general.
Las medidas han sido duramente condenadas por el ministro de Salud, Joe Phaahla, quien las calificó de “injustificadas”, “contraproducentes” y “draconianas”.
“Sentimos que es el enfoque incorrecto, en la dirección equivocada, y que va contra las normas aconsejadas por la OMS. Creemos que los líderes de algunos países están encontrando chivos expiatorios para lidiar con lo que es un problema mundial”, criticó.
EFE