Raúl Flores Martínez.
Ya han pasado 15 años de que se inició una lucha contra el crimen organizado, una lucha que ha dejado miles de muertos y desaparecidos, además de fosas clandestinas que siguen apareciendo por las madres de las víctimas.
Resultados contundentes de esta guerra, si hay con las cientos de toneladas de estupefacientes aseguradas o las detenciones de algunos capos, cómo fue la de Miguel Ángel Treviño, “Z-40”, Alfredo Beltrán Leyva, “El Mochomo”, Edgar Valdés Villarreal, “La Barbie”, Joaquín Archivaldo Guzmán Loera, “El Chapo” y algunos abatidos, cómo Arturo Beltrán Leyva, Ignacio “Nacho” Coronel o Heriberto Lazcano, “El Lazca”.
Sin embargo, hay otros muertos de los que nadie habla, ni los recuerda, solo las familias que aún les lloran.
De acuerdo con la relación de personal fallecido en la aplicación de la campaña permanente contra el narcotráfico y la ley federal de armas de fuego y explosivos del primero de diciembre del 2006 al 1 de noviembre de 2021 de la Secretaría de la Defensa Nacional, en 15 años han fallecido 591 elementos del Ejército Mexicano.
De los 591 elementos del Ejército y Fuerza Aérea Mexicanos, 357 murieron entre el 1 de diciembre de 2006 y el 30 de noviembre de 2012, con el entonces presidente Felipe Calderón.
Para el siguiente sexenio, del expresidente Enrique Peña Nieto, 185 soldados en acciones contra el narcotráfico y el uso de armas de fuego, entre el 1 de diciembre de 2012 y el 30 de noviembre de 2018.
Mientras tanto, en lo que va de la presente administración, desde el 1 de diciembre de 2018 y el pasado 1 de noviembre se ha registrado la muerte de 49 elementos castrenses.
Las principales causas de muerte fueron agresión con arma de fuego, accidente automovilístico, accidente aéreo, ahogamiento, descargas eléctricas, golpes de calor, deshidratación, intoxicación, uno por explosión de una pipa.
La disminución en la baja de muertes de elementos de las Fuerzas Armadas, se debió a que durante el sexenio del entonces Presidente Felipe Calderón, se modificó el adiestramiento militar que pasó de un entrenamiento militar de guerra a uno táctico urbano.
Esto ha logrado salvar vidas en los enfrentamientos con los sicarios del crimen organizado; sin embargo, aquellos soldados caídos quedan en el olvido, en el anonimato, solo sus seres queridos los recuerdan.