México.- Pepe Aguilar se lleva tremendo susto, tras percance en avión, afortunadamente el cantante y su familia se encuentran bien, luego de que la aeronave sufrió una despresurización.
El cantante regional,Pepe Aguilar compartió a través de su Instagram un video en donde contó que mientras viajaba en un avión privado junto a su esposa Aneliz Álvarez-Alcalá, y sus hijos Ángela Aguilar y Leonardo Aguilar tuvo una despresurización.
“Hace como una hora, una hora y cuarto, el avión en el que venimos se despresurizó. Es la primera vez en la vida que nos pasa esto”, afirmó el célebre cantante de música ranchera quien se encontraba volando hacia Los Ángeles.
El cantante, contó que era la primera vez que le ocurría este tipo de percance en su vida, por lo que Pepe Aguilar dijo que pese al susto fue interesante saber cómo es que reacciona cada persona.
También el cantante bromeó, al narrar era tanto su interés en querer saber que pasaba, se quitó la mascarilla para ir a la cabina y cuando iba caminando sintió que se desvanecía por lo que regresó inmediatamente a su asiento.
Afortunadamente, durante el percance su familia se encuentra bien, solo el susto del momento, aunque Pepe Aguilar comentó que su esposa fue la que tuvo un poco de estrés, mientras que sus hijos Leonardo y Ángela se encontraron tranquilos ante la situación en el avión.
¿Por qué Pepe Aguilar casi se desmaya en incidente de avión?
¿Por qué Pepe Aguilar casi se desmaya en incidente de avión? Luego de que el famoso cantante regional diera a conocer que en el avión en donde viajaba a Los Ángeles se despresurizó.
La despresurización es un fenómeno que sucede cuando los aviones, por alguna razón pierden el oxígeno de su interior, lo que provoca que las personas pierdan la consciencia, se mareen, además de sufrir fatiga, somnolencia, dolor de cabeza, visión borrosa.
Por eso es que inmediatamente los aviones activan las bolsas de oxígeno, mientras que los pilotos tienen la tarea de bajar la altitud de la aeronave para volver a retomar el oxígeno en el interior.
Por Andrea Luices