Francisco Garfias.
La imagen decía mas que mil palabras. La jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, sentada en la misma mesa que su acérrimo adversario y rival en la carrera hacia el 2024, el senador Ricardo Monreal.
En medio de los dos morenistas, el “facilitador” del encuentro: Adán Augusto López Hernández, hombre que ha mostrado oficio como secretario de Gobernación.
Busqué al coordinador de los senadores de Morena para que abundara sobre el singular encuentro con la consentida de Palacio Nacional.
Nos dijo: “Fue una reunión sincera, franca, oportuna, de alto nivel político y mucho respeto. Se abordaron temas distintos, sin reproches, sin reclamos.
“Quedaron superadas opiniones distintas. Lo que se pretende es no poner en riesgo la unidad del Movimiento. Esa es la idea. No profundizar diferencias”, puntualizó.
Sheinbaum se limitó a calificar de “fructífera” su reunión con el morenista que mas detesta, en un escueto mensaje en twitter.
Monreal se había reunido previamente con Marcelo Ebard, otro de los presidenciables de Morena. Una foto de los dos en Zacatecas, donde el canciller acudió a la toma de protesta del gobernador David Monreal como representante oficial, dio lugar a un alud de especulaciones.
Le preguntamos al senador los motivos que lo llevaron a buscar a Claudia y a Marcelo. “Si soy capaz de llegar a acuerdos con la oposición ¿Cómo no voy a logar acuerdos con mis compañeros del movimiento?” nos dijo.
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¿Quedaron superadas las diferencias? Hagamos memoria. Hasta ayer, Sheinbaum y Monreal no se podían ver. Las intrigas palaciegas los distanciaban. Sus respectivas agendas hacia el 2024 perfilaban un choque irremediable.
Para nadie es un secreto que el senador fue acusado de traición por allegados a la jefa de gobierno de la CDMX.
Lo responsbilizaban de la derrota de Morena en las alcaldías Cuauhtémoc, Álvaro Obregón, y hasta del triunfo del priista Adrián Ruvalcaba en Cuajimalpa.
Las intrigas tuvieron eco en Palacio Nacional. AMLO le retiró temporalmente su confianza a Monreal. No solo lo sacó de su lista de presidenciables, sino que congeló la relación durante semanas.
El hielo se rompió cuando el presidente de la República le pidió que operara la llegada de Olga Sánchez Cordero a la presidencia de la Mesa Directiva del Senado, al cuarto para las doce.
Cuatro senadoras ya estaban listas para contender por el cargo. Había riesgo de rebelión. Monreal habló con ellas. Se disciplinaron. A AMLO no se le cuestiona, se le obedece. Acataron, al menos públicamente, la encomienda del hombre de Palacio.
La operación de Monreal se extendió a las bancadas de la oposición. La ex secretaria de Gobernación llegó al cargo con el apoyo de las bancadas de oposición, a excepción de una parte del grupo panista.
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No parece tener futuro la iniciativa de cinco senadores –uno morena, uno del PAN, dos del PT; un independiente— de conformar un nuevo “Grupo Parlamenterio Plural”. Las cúpulas de los distintos partidos se oponen.
El nuevo “Grupo Plural” no es menor. Entre los cinco hay dos ex jefes nacionales del PAN, Germán Martínez, hoy integrante del grupo parlamentario de Morena, y Gustavo Madero, que de esta manera rompe con Acción Nacional.
Incluye también al independiente, Emilio Álvarez Icaza, ex secretario ejecutivo de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos; y a las petistas, Nancy de la Sierra; y Alejandra del Carmen León Gastellum.
En un oficio dirigido al presidente de la Junta de Coordinación Política del Senado, los cinco dicen estar conscientes de que la gran mayoría de los ciudadanos no se sienten bien representados.
El Grupo que pretenden conformar, dicen, buscará el “diálogo” como herramienta para solventar las diferencias y no confrontar a la sociedad mexicana.
Agregan: “No aspiramos a falsos protagonismos. Somos mexicanos dispuestos a hacer política, una buena política animada por la verdad, el encuentro con el otro; motivado por el servicio a los mas vulnerables”.
El asunto se discutirá –hoy o mañana– en la Junta de Coordinación Política, órgano de gobierno de la Cámara de Senadores. Los plurales no solo tienen un pie fuera de sus respectivas bancadas, sino que perderán su lugar en las comisiones legislativas.
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Hace ya varias semanas, un alto funcionario de la 4T nos dijo que Ricardo Gallardo tenía varias averiguaciones ligadas al tema de enriquecimiento ilícito.
Pidió no publicarlo. “Hay que avanzar sin alertar. Yo te digo cuando sea posible. Te tengo presente en el tema”, prometió. No supimos nada más.
Gallardo ya rindió protesta como gobernador de San Luis Potosí. En el PVEM, partido que lo postuló, ya hasta lo ven como candidato presidencial.
Por lo menos es lo que sugirió la dirigente nacional del “ecologista”, Karen Castrejón, al declarar que le ve un “perfil presidenciable”. (Código San Luis, periódico en línea.) ¿Dónde vamos a parar?
FIN.