Raúl Flores Martínez.
Los enfrentamientos que se han dado en las últimas semanas en Sonora, Chihuahua, Durango, Chiapas, son un ejemplo del descontrol que se tiene en el país por parte del Gobierno Federal que ha permitido que los grupos delictivos se vuelvan a reagrupar e incluso se fortalezcan en armas y sicariato, algo que en los próximos años puede desencadenar verdaderos dolores de cabeza para los gobiernos estatales.
Estos grupos han formado diversas alianzas entre células o fracciones de los grandes carteles de la droga, han permitido que algunas organizaciones criminales que estaban a punto de desaparecer en los dos últimos años (2018-2019), hayan comenzado a resurgir con una nueva estructura económica, sicariato, armas con la finalidad de cuidar sus llamadas “plazas” (estados o municipios) para continuar con sus actividades ilícitas.
Uno de los ejemplos más claros, es el Cártel de Tijuana/Arellano Félix, ahora denominado Cártel Tijuana Nueva Generación (CTNG) por su alianza con el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), se ha fortalecido en estructura del sicariato y armamento para pelar contra el Cártel del Pacífico, el único bastión que le queda, el estado de Baja California.
En el caso del Cártel de Juárez/ Nuevo Cártel de Juárez (NCDJ) junto con su brazo armado de “La Línea” que, a su vez, controlan a las pandillas Los Mexicles y Los Aztecas han comenzado a participar activamente en los enfrentamientos y trasiego de droga a Estados Unidos. Esta organización criminal, estuvo a punto de desaparecer por la estrategia impuesta por el gobierno de Felipe Calderón al rescatar a Ciudad Juárez por tres años consecutivos (2009-2011) considerada la ciudad más violenta del mundo.
Una década después, Nuevo Cártel de Juárez (NCDJ) controlan todo el estado de Chihuahua, principalmente los municipios colindantes con el estado de Sonora, El Paso y San Antonio, Texas, Estados Unidos.
*La Familia Michoacana a punto de exterminio, se dividió en Los Caballeros Templarios, únicamente para la fabricación de droga sintética, tráfico de estupefacientes, secuestro, homicidio, lavado de dinero, trata de personas, entre otros delitos. Tras el abatimiento y detención de sus líderes en 2016, surge La Nueva Familia Michoacana con su brazo armado “Los Troyanos” que se expandieron de Michoacán al Estado de México, Guerrero, Guanajuato, Jalisco, Morelos, Colima, Nuevo León, Baja California y Coahuila, gracias a las alianzas con otras organizaciones criminales.
Una de sus grandes alianzas es con “Las Moicas” que fue considerado en 2009 por la Administración para el Control de Drogas (DEA, por sus siglas en inglés), como un cártel de las drogas al ser los proveedores regionales de metanfetaminas y heroína en California, Estados Unidos, sobre todo en el centro y norte del estado.
*El Cártel Beltrán Leyva y/o Gente Nueva, es el claro ejemplo de la fragmentación criminal, dado que, con la detención y abatimiento de Arturo, Carlos, Alfredo, Mario, Esaúl y Héctor Beltrán Leyva, esta organización dio origen a siete células criminales que han continuado con las actividades de trasiego de droga, trata de personas, ejecuciones, tráfico de armas, lavado de dinero, secuestro y cobro de piso a comerciantes establecidos.
“Los Rojos” Con presencia en el norte y centro de Guerrero, así como en gran parte de Morelos. Su bastión se edificó en el municipio de Chilapa, Guerrero, su fundador líder Jesús Nava Romero, “El Rojo”, fue lugarteniente de Arturo Beltrán Leyva, de dicho apodo nace el nombre de esta célula criminal.
“Los Mazatlecos” fueron creados como brazo armado de los Beltrán Leyva para hacer frente a los sicarios del Cártel del Pacifico. Con el paso de los años dejaron de ser sicarios para convertirse en capos encargados del tráfico de drogas. Comenzó sus operaciones en Mazatlán para ejercer su control en los estados de Sinaloa, Durango y Nayarit. Así se encargaron del trasiego de drogas, en enormes cantidades, a Estados Unidos. Desde mariguana, cocaína, heroína y hasta metanfetaminas; su zona de influencia se ubica en Sinaloa y Baja California Sur.
Los Ruelas Torres, su líder José Luis Ruelas Torres fue lugarteniente de Los Beltrán Leyva que ante la detención de y muerte de los jefes, esta organización se inició en el tráfico de heroína a Estados Unidos, desde Los Ángeles, hasta Nueva York.
“Los Granados”, comenzaron su accionar en el trasiego de droga en la Costa Grande de Guerrero para el Cártel de los Beltrán Leyva; sin embargo, comenzaron su carrera criminal de la mano del Cártel de Jalisco nueva Generación (CJNG) y la Familia Michoacana.
“Los Ardillos”. Con más de 20 años asentados en el municipio guerrerense de Quechultenango, “Los Ardillos”, están dedicados en su totalidad a la siembra de amapola, el cobro de piso, la “piratería” y el secuestro. Actualmente, operan en la Región de la Montaña y el centro de Guerrero.
Cártel Independiente de Acapulco (CIDA), es considerada una organización criminal local, teniendo su principal zona de operaciones, algunas colonias del puerto de Acapulco, Guerrero. Sus actividades ilícitas son el trasiego de droga, secuestro, cobro de piso y ejecuciones.
“El 2 mil”. El nombre de esta banda proviene del apodo de Javier Hernández García, conocido como “El panchillo” o “El 2 mil”, quién fue parte de la seguridad de Los Beltrán Leyva, en la actualidad su accionar ha disminuido en Coahuila, Chihuahua, San Luis Potosí y Sonora.
Guerreros Unidos, es otro de los grupos surgidos del extinto Cártel de los Beltrán Leyva. Fue considerado uno de las organizaciones más violentas que se expandieron por Guerrero, Estado de México y Morelos, donde iniciaron una encarnizada lucha contra el Cártel del Pacífico Sur y La Mano con Ojos, las cuales desaparecieron.
A estos aun se le unen los dos grandes carteles de la droga, Cártel del Pacífico y Jalisco Nueva Generación, quienes han creado sus brazos armados que después pasarán a conformar nuevas organizaciones delictivas que a sangre y fuego buscarán tomar algunos estados para sus negocios ilícitos.