Raúl Flores Martínez.
El paquete explosivo en Guanajuato, es un llamado de atención para las autoridades Federales que han dejado a un lado el combate frontal a las organizaciones criminales; sin embargo, diariamente hay una confrontación contra la prensa nacional.
La paliza que le dió la senadora Lilly Téllez a la secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, Rosa Icela Rodríguez, es solo un vivo ejemplo de lo que muchos ciudadanos piensan sobre la estrategia de los “Abrazos, no balazos”.
Un fracaso que lo único que ha dado al crimen organizado, es una carta abierta para delinquir bajo el amparo de la impunidad y la protección gubernamental. Ejemplos tenemos varios, elementos de la Guardia Nacional saludando a sicarios en Sonora.
Otro ejemplo, fueron las elecciones del pasado julio, dónde casualmente las gubernaturas y alcaldías de toda la franja del Pacífico, que controla el cártel de Sinaloa, fueron ganadas por Morena.
El secreto a voces y con vídeo, es el apoyo que les dio el crimen organizado al partido en el poder, algo de lo que no quieren hablar; esa es parte de la fallida estrategia de seguridad, utilizando la estrategia del miedo.
Estrategia que al menos en Guanajuato, ya se aplicó y en la cual, los empresarios han cedido a pagar el derecho de piso ante el temor de que les explote una bomba en si casa o negocio.
Está organización criminal, tiene antecedentes en el uso de explosivos, sobre todo con drones en 2017 cuando la Fiscalía de Guanajuato reportó el decomisó un dron junto con un detonador de radio frecuencia.
En México solo la Sedena, Semar y Guardia Nacional, tienen los recursos para la construcción de aviones no tripulados o drones que sirven para tomar fotografías aéreas, video y labores de vigilancia; sin embargo, el crimen organizado ha comenzado a migrar de los ataques en avioneta en Tepalcatepec, Michoacán a los drones.
En el caso de las fuerzas armadas que utilizan este tipo de tecnología, como es el caso del Ejército y Armada de Estados Unidos que utiliza desde los años 70´s, las ventajas que han obtenido son una reducción de costos debido a ser más barata su fabricación, el tamaño, precisión y una mayor probabilidad de pérdidas humanas para las fuerzas militares.
Ahora ya tenemos explosivos dañando a la sociedad civil, mientras el Gobierno del cambio, el de la cuarta transformación, solo pacta para seguir en el poder.
