Carlos Arturo Baños Lemoine.
Hoy, lunes 06 de septiembre, la Suprema Corte de Justicia de la Nación discutirá y votará un proyecto del Ministro Luis María Aguilar Morales que pretende invalidar los artículos 195 y 196 del Código Penal de Coahuila, impugnados en su momento por la hoy extinta Procuraduría General de la República (PGR), según los cuales se castigará a las mujeres que aborten de manera intencional en cualquier etapa de la gravidez.
La consecuencia final de todo esto es que serían declaradas inconstitucionales todas las leyes estatales y federales que penalicen el aborto en México. Y esto resultaría lamentable, aborrecible y condenable, porque once monigotes vestidos de negro y sometidos a la mitología feminista tomarían una decisión sumamente trascendente para un país de 126 millones de personas.
El tema del aborto no es un tema menor, no es un tema sencillo. Guarda profunda relación con un concepto fundamental para toda sociedad: la vida humana. ¿En qué momento comienza, para el mundo del Derecho, la vida estrictamente humana? La respuesta a esta pregunta exige el concurso de muchas disciplinas, desde la medicina hasta la filosofía. No es un tema menor, no es un tema sencillo, insistamos en ello.
Por eso, resulta vomitivo lo que ha estado haciendo, a últimas fechas, la putrefacta Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), que sólo sigue los mandatos irracionales de la mitología feminista. No olvidemos, por favor, que el Presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Arturo Zaldívar Lelo “Gonorrea”, se ha declarado “feminista” en varias ocasiones, lo que de suyo basta para descalificarlo como juzgador, ya que su postura vulnera los principios jurídicos de objetividad y de imparcialidad.
Recientemente, la putrefacta SCJN aprobó la licitud de abortar en cualquier momento cuando el embarazo es producto de una violación, bajo el entendido de que la violación no debe ser demostrada. Basta con que la mujer declare haber sido violada para que el aborto sea legalmente procedente. Esto significa, en los hechos, que en México el aborto ya es legal incluso minutos antes del alumbramiento. ¡Esto es una infamia y una aberración!
Y todo esto ha sido avalado por la putrefacta SCJN que hoy se pronunciará, nuevamente, en torno al tema del aborto.
Y hay que decirlo de forma contundente y sin reservas: el tema del aborto en México debe decidirse no a través de la votación de once monigotes al servicio de la mitología feminista, sino a través de una gran consulta popular de carácter federalista. Esto quiere decir que los mexicanos debemos decidir en las urnas, de forma directa, tras un período de debates y una a una cada entidad federativa si el aborto debe ser legalizado o no y bajo qué circunstancias.
Esencialmente, son tres las posturas que podrían ser votadas en dicha consulta popular: a) el aborto nunca debe ser permitido bajo ninguna circunstancia ya que la vida humana inicia desde la concepción (postura pro-vida); b) el aborto debe ser permitido hasta la semana 12 de gestación, ya que la vida humana está íntimamente relacionada con la formación del Sistema Nervioso Central (postura bio-racionalista); y c) el aborto debe ser permitido en todo momento a voluntad de la mujer gestante (postura feminista).
¿De veras queremos decidir el tema del aborto de forma democrática y moderna? Bien, entonces comencemos a organizar la gran consulta popular sobre el aborto en México.
¿Estaremos a la altura de este reto, mis amigos?
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Esta videocolumna de análisis, crítica y opinión es de autoría exclusiva de Carlos Arturo Baños Lemoine. Se escribe y publica al amparo de los artículos 6º y 7º de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. Cualquier inconformidad canalícese a través de las autoridades jurisdiccionales correspondientes.
