La Carta de Madrid es esencialmente liberal; yo también la firmaría

Carlos Arturo Baños Lemoine.

Escándalo innecesario que denota pésima cultura política. Por supuesto que me refiero a la firma de la Carta de Madrid por parte de varios senadores panistas.

De entrada les digo que yo también la firmaría, sin ningún problema, porque el contenido de la Carta de Madrid es esencialmente liberal y yo soy liberal-anarquista: la Carta de Madrid postula la defensa a ultranza de las libertades civiles más elementales frente al tendencial abuso de todo gobierno, especialmente de los gobiernos autoritarios y totalitarios.

Gran acierto de la Carta de Madrid es pronunciarse, sin ambages, en contra de la escoria comunista que tanto daño le ha hecho y le está haciendo a Iberoamérica (no me gustó el término Iberósfera, pero eso es lo de menos).

¿Le resta mérito a la Carta de Madrid que VOX sea uno de sus principales promoventes? ¡Al contrario! Resulta alentador que la “ultraderecha española” (así la llaman) se haya corrido hacia el centro del espectro político para establecer alianzas con otras fuerzas, incluso socialdemócratas, para enfrentar a una de las grandes amenazas de nuestros tiempos: el neocomunismo del Foro de São Paulo y del Grupo de Puebla.

¿A alguien le queda duda de que la Cuba castrista, la Venezuela chavista, la Nicaragua orteguista, la Argentina kirchnerista, el Brasil lulista, el Perú castillista, la España podemista y el México obradorista son parte de la plaga neocomunista que debemos evitar a toda costa en toda Iberoamérica? ¿A alguien le queda duda de esto?

¿A quién le queda duda de que la política moderna supone el arte de establecer alianzas con otros, a fin de enfrentar problemas comunes? ¿Hay problema más grande en Iberoamérica que el neocomunismo?

Y, bueno, si quieren armar escandalitos hablando de “derechas”, pues hablemos de “derechas”. Nos conviene esto para exhibir al mequetrefe Presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, quien a lo largo de todo el inicio de su mandato se comportó como un vil vendepatrias al servicio del “derechista” Donald Trump, ante el silencio cómplice de todos sus cortesanos y floreros comunistas.

¿De “derechas” quieren que hablemos? Pues allí está el evangélico Andrés Manuel López Obrador, quien utiliza políticamente la religión y promueve el culto a su personalidad, como todo buen líder “derechista”: de la máxima monárquica “El Estado soy yo” hemos pasado a la máxima populista “El Pueblo soy yo”.

¿De “derechas” quieren que hablemos? Bueno, pues allí está el demagogo Andrés Manuel López Obrador repartiendo dinero público, a diestra y siniestra, para comprar votos y mantener en estado de permanente dependencia y sumisión al electorado fregado.

¡Carajo, pues es que estamos viviendo el mundo al revés! ¿A qué viene entonces el escandalito de la firma de la Carta de Madrid?

Y por supuesto que VOX, como toda agrupación política, tiene sus puntos negros. Pero la verdad es que, como promovente de la Carta de Madrid, VOX se cuidó mucho de no salpicar con sus radicalismos este documento.

No hay contenido pro-vida alguno en la Carta de Madrid, por ejemplo. Y, por otro lado, a mí me hubiera gustado que este documento fuera más explícito en cuanto a la lucha contra la “ideología de género”. Y esto no está.

Pero qué bueno que el contenido del documento sea general y se centre en la defensa de las libertades civiles más elementales de la democracia moderna, que hoy en día están terriblemente amenazadas por el neocomunismo.

Pero la obnubilación mental de nuestros días es tal, que mucha gente vio en la Carta de Madrid lo que la Carta de Madrid no dice en ninguno de sus párrafos.

Así que yo los invito a ustedes, mis apreciables amigos, a que le concedamos el privilegio de la duda a la Carta de Madrid. Total, si sobre la marcha algunas fuerzas oscuras de “derechas” o de “izquierdas” pervierten el contenido original y general del documento, pues uno se baja del tren en movimiento y listo, ya está. Como pasa siempre en política. Para qué armar tanto escándalo.

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