AMLO, Delfina y la “carta de la discordia”

Carlos Arturo Baños Lemoine.

Ya lo sabemos: la gestión de Andrés Manuel López Obrador es una auténtica calamidad. Desde su primer minuto de operaciones, se ha tratado de un gobierno fallido y fracasado. Lo peor es que nos está llevando a todos los mexicanos entre las patas.

A los mexicanos con sentido del realismo y de la responsabilidad nos urge que acabe este gobierno. Nos urge que acabe este desfile de arrastrados e improvisados. Estamos hartos de atestiguar, todos los días, las medidas erráticas y descoordinadas de la Cuarta “Transtornación” Mental.

¿Qué les pareció, mis amigos, el capítulo de la “carta de la discordia”, protagonizado por López Obrador y por su inepta Secretaria de Educación Pública, Delfina Gómez? Un capítulo que nos demuestra, una vez más, que el Tirano de Macuspana ni siquiera ha sido capaz de ponerse de acuerdo con sus “secretarios-floreros” con respecto a un tema de suma importancia para México, a saber: el polémico regreso a clases presenciales, que puede traducirse en una cuarta ola de contagios donde ahora los niños lleven la peor parte.

Comencemos por decir que este gobierno mequetrefe y enano ha sido incapaz de echar a andar la gran revolución educativa que le hace falta a México: la educación universal en línea. Se entiende esto, ya que el Nerón de Palacio Nacional y la fatídica burócrata que despacha como titular de la SEP son partidarios del sistema educativo que actualmente impera en México: un sistema estatista, autoritario, escolarizado, adoctrinante, obsoleto, disfuncional, dispendioso e hiper-burocratizado, que consiente sobremanera a las mafias magisteriales y a los padres irresponsables. No esperemos sacar agua de las piedras.

Además, el gobierno populista de la 4T ha sido incapaz de fijar la ruta para algo tan delicado y peligroso como el regreso a las clases presenciales, de tal suerte que incluso el propio Presidente de la República acaba de descalificar y desautorizar la “carta responsiva” que Delfina Gómez pretendía dar a firmar a los padres de familia, esto para zafar al gobierno de la 4T de toda responsabilidad en el caso en el que los niños enfermaran de COVID-19. Si no lo vemos, no lo creemos.

Esto significa, entre otras cosas, que el inepto Presidente de la República no suele sentarse con sus “secretarios-floreros” a acordar las medidas, políticas y acciones de su propio gobierno.

En un gobierno que se precie de tal, el gobernante debe sentarse continuamente con sus colaboradores, con sus subordinados, para determinar la ruta a seguir en el campo de las políticas públicas, de las acciones de gobierno; sobre todo con respecto a aquéllas que revistan especial significación.

¿Pues no que Andrés Manuel López Obrador estudió ciencia política y administración pública en la UNAM? ¿O sea que a López Obrador nunca le ha quedado clara la teoría de la administración pública? ¿Esto quiere decir que López Obrador no conoce el contenido de la Ley Orgánica de la Administración Pública Federal? ¿Pues a qué carajos, entonces, fue López Obrador a la UNAM? ¿Fue a hacer grilla barata con base en toda la basura adoctrinante que le enseñaron en las aulas, toda ella de inspiración marxista?

No es la primera vez que López Obrador se exhibe a sí mismo como el mal líder que es: todavía recordamos sus desencuentros con Carlos Urzúa, Arturo Herrera, Alfonso Romo, Germán Martínez, Víctor Villalobos, Víctor Manuel Toledo, etc., todos ellos gente “de su confianza”. Y, ahora, el capítulo de la “carta responsiva” con Delfina Gómez; carta que, apenas nos estamos enterando, ya se bajó de la lista de requisitos para el retorno a las aulas.

Hay que tenerlo claro: Andrés Manuel López Obrador es un pésimo líder, es un pésimo gobernante, que ni siquiera puede coordinar el trabajo de sus colaboradores pertenecientes al primer círculo ministerial. ¡Ah, pero hasta le sobra el tiempo para escribir un nuevo librito!

Pésimo gobernante el tal López Obrador, quien cree que basta con sus aburridas y patéticas “mañaneras” para conducir los destinos de un país tan complicado como lo es México.

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