México.- Nacemos del campo y a él volvemos, dice Leobardo Pérez, orgulloso de su origen indígena de Totonacapan, en Papantla, Veracruz.
“Uno nunca se aleja del campo, es el origen, de ahí nacemos”, cuenta Leobardo Pérez.
“Incluso trabajando en otros lados, uno siempre está al pendiente de sus plantíos”, dice Leobardo, en la parcela heredada de su padre, en la que forma parte del programa Sembrando Vida y que le da el sustento de toda su familia.
Sembrador de El Chote, una comunidad enclavada en el corazón de la región indígena de Totonacapan en Papantla, Veracruz, narra que ha trabajado en oficinas de la ciudad, pero siempre retorna al campo, gracias al cual –con el trabajo de su familia- pudo concluir sus estudios.
Por eso no se rompe el vínculo con la tierra, dice. “Nunca me he alejado del campo, porque es el origen, de ahí nacemos, del campo”. Añade, convencido de que en el medio rural se puede tener una buena calidad de vida, si se aprovechan las oportunidades.
“Se cree que en el campo no hay dinero, no hay recursos, pero yo opino lo contrario porque gracias a Dios el campo me ha brindado muchas cosas”, agrega y sugiere a las y los demás jóvenes como él, dar una oportunidad a las labores agrícolas, para no migrar a las ciudades o a otros países.
Con información de la SB