Estados Unidos llegó a un promedio de 100 mil nuevos contagios de COVID-19 al día debido a la variante Delta.
Dicha cifra representa un incremento no visto desde la época invernal en el país.
Las autoridades se mostraron preocupadas por el incremento de los contagios, las hospitalizaciones y las muertes aceleradas por la población que ha decidido no vacunarse contra el COVID-19.
Tras nueve meses de pandemia se comenzaron a registrar 100 mil casos de COVID-19.
El punto máximo de contagios se registró a principios de enero con 250 mil casos en promedio.
El punto de menores infecciones se registró en junio cuando el promedio diario era de 11 mil, sin embargo, solo seis semanas después la cifra volvió a incrementarse de manera considerable.
Estados Unidos afirmó que anticipa problemas en la cadena de suministro debido a la expansión de la variante delta en el país, aunque confía que sus planes de estímulo sean suficientes para compensar ese efecto.
“Hasta la fecha no hemos visto un impacto directo de (la variante) delta en la economía (de Estados Unidos), pero sí anticipamos impactos en la cadena de suministro”, dijo la portavoz de la Casa Blanca, Jen Psaki.
La portavoz recordó que la expansión de la variante Delta en países como Malasia y Vietnam ya “ha impactado a la cadena de suministro” global, algo que “por supuesto, afecta a algunas industrias en Estados Unidos, como la del automóvil”, donde se han “acelerado” los problemas que ya existían antes.
Desde la semana pasada, el Gobierno de Biden ya obliga a sus más de 4 millones de trabajadores a mostrar una prueba de vacunación contra el COVID-19 si no quieren someterse a tests de forma regular, una medida que están tomando también cada vez más empresas en el país.
No obstante, la Casa Blanca ha descartado por ahora la posibilidad de imponer un mandato nacional para exigir que todos los estadounidenses se vacunen contra el COVID-19, una medida que no está claro que Biden tenga la autoridad legal para adoptar de forma unilateral.
Con información de EFE