Carlos J. Pérez García.
Cuando hablamos de la economía de nuestro país tendemos a pensar en las autoridades hacendarias… a menos de que nos situemos ante los sexenios de Luis Echeverría (1970-76) o López Obrador en los que la economía se ha manejado desde la oficina presidencial. Eso puede variar estos años a partir de un cambio en la titularidad de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público.
Un nuevo secretario asumió el cargo esta semana y tiende a predominar cierta incertidumbre, no tanto por él sino por quien lo designó en esa delicada posición, el poderoso presidente de la República. Se abren así diversas interrogantes, si bien sólo algunas serían de alta prioridad en cuanto a su solución o esclarecimiento.
Entre estos temas, digamos, se encuentran: los ingresos (estructura central e incentivos o desincentivos de la tributación); las proporciones de pensiones tributarias y no tributarias (con previsiones y estudios matemático-actuariales); ingreso-gasto y pacto fiscal (desarrollo futuro con una posible convención nacional); la inflación (formación de expectativas y autonomía del banco central); primacía de un crecimiento sostenido que genere empleos productivos; estímulos a las inversiones privadas en congruencia con el TMEC, y otros de manera sucesiva.
La “narrativa presidencial” puede explicar algunos errores o falsedades que se repiten una y otra vez, aunque en Economía no es fácil que se sostengan a mediano plazo tal como experimentaron Echeverría y López Portillo al tronar sus intentos de manejar la economía, lo cual facilitó acercarse luego al modelo que se adoptó en el mundo (calificado de neoliberal). Claro, tampoco se gana confianza cuando no se hace caso a los especialistas (aunque le conviene) ni se actúa contra la impunidad o el crimen organizado.
* EN LA TERCERA OLA de la pandemia el gobierno federal no parece vislumbrar cambios de fondo en las estrategias básicas ni las vías de operación centralizada del sector público. Lo peor viene a ser que los principales responsables de la gestión son los mismos de las desgracias pasadas, Andrés Manuel López Obrador y Hugo López-Gatell, quienes no reconocen errores previos y así difícilmente los habrán de evitar en nuevas etapas.
Se requieren dosis de valor y humildad para admitir equivocaciones que han resultado tan graves y costosas, lo cual es necesario para actuar en forma muy distinta y no repetir errores… sin embargo, aunque no sean honestos al autoevaluarse, tenemos que exigirles un manejo más profesional y menos politizado. Ya empezaron a resistirse a cambios en su gestión del Covid (aunque tendrían que considerar la experiencia anterior, y aceptar que estamos en un ciclo diferente).
Igual que hace 17 meses se minimiza la amenaza (ha habido “un pequeño repunte”) y la confusión es mayor estos días. Por todos lados se entrevén aquí escenarios de pasmo, aprensión y escepticismo… Mal asunto, oigan.
* EL GOBERNADOR ELECTO DE San Luis Potosí ha recurrido con eficacia a las artimañas posibles en diversos frentes a fin de evitar que su historial reciente y más lejano, electoral y no electoral, personal y de familia, individual y de partidos, afecten la culminación de su carrera política y empresarial. Todo esto podrá continuar y él no se detendrá con apoyo de su equipo y sus abundantes recursos. Tampoco quienes lo urgimos para que confirme a la sociedad su exoneración definitiva y pueda gobernar sin mayores problemas.
El Pleno del Consejo General del INE resolvió este jueves devolver a su unidad de Fiscalización el dictamen de sanciones en contra del excandidato de la coalición PVEM-PT a Gobernador, Ricardo Gallardo Cardona. Se explicó que se contará con una resolución más robusta y argumentada, en cuanto a él y los dos partidos. Entendemos que los procesos siguen vivos para ser integrados y ampliados.
Se dice que el presidente de México lo apoya a partir de afinidades o asociaciones políticas, de manera que esta semana llegó a afirmar que lo de Gallardo es una “acusación política” (o sea, sin pruebas ni imputaciones sólidas), lo que —según me explican— no es cierto pues en 2005 estuvo preso y nunca fue absuelto, ni ha sido el caso ahora para la PGR, la UIF o los organismos electorales. Así de sencillo, se trata de hechos, no de opiniones, y preocupa que el titular del Ejecutivo Federal no utilice información correcta en cuestiones tan importantes (aquí no puede haber ‘otros datos’).
@cpgarcieral