Jorge Miguel Ramírez Pérez.
Son progresistas dijo el jefe de la cuarta transformación, al señalar como sus posibles sucesores a Claudia Sheinbaum, Marcelo Ebrard, Juan Ramón de la Fuente, Esteban Moctezuma, Tatiana Clouthier y Rocío Nahle y después de mencionar que se había acabado la tradición del tapado, ya no hubo ningún otro nombre. No mencionó a Ricardo Monreal.
Algo precipitó la declaración que muchos definen como prematura. Parece que ganarle el brinco a Monreal.
Este mensaje de López Obrador, será la comidilla de los comentarios políticos porque tiene varias lecturas probables, entre ellas, que recurre a sus esquemas favoritos del siglo pasado, con el modelo de “seis a la mesa” que impulsó Miguel de la Madrid, cuando en realidad en vez de los seis, solo tres eran los rivales: Salinas, Del Mazo y Bartlet. Los otros, García Ramírez prospecto de Luis Echeverría y sus dos amigos: Ramón Aguirre y Miguel González Avelar. Eran de relleno.
Y si empezamos por la hipótesis del relleno, podríamos decir que solo hay dos de los mencionados en el primer plano: la señora Sheinbaum y el canciller Ebrard, los demás, son de evidente acompañamiento: como Rocío Nahle, que con esta inclusión la acerca a buscar la candidatura de Veracruz, en un estado donde se necesita ser originario y ella es de Zacatecas; o como Tatiana Clouthier, quien difícilmente los radicales la aceptarían. En caso parecido está Esteban Moctezuma, identificado con el magnate Ricardo Salinas, quien se ve mas interesado que su representante y hubiera estado deseoso de ser incluido.
El médico de la Fuente, es un caso especial. Cuando se pretendía anular la elección de Felipe Calderón por las presiones de la avenida Reforma, donde López Obrador mantenía bloqueada la arteria; las “fuerzas vivas” traían al exrector de la UNAM en la propuesta para ocupar una figura de mando, mientras se negociaba una nueva convocatoria a elecciones. La conjura no prosperó, y De la Fuente se mantuvo al margen, no hizo aspavientos.
Y aunque lo mas sobresaliente del mensaje es la exclusión del líder del Senado, por otro lado aunque no se dice, aparentemente Monreal queda en libertad de tomar el camino que desee, lo que confirma el hecho que está en condición de opositor, aunque lo niegue y diga y vuelva a decir, que el entiende la jugada y que no piensa salirse del proyecto de la cuatro “T”.
Porque efectivamente Monreal parecía operar en paralelo de su jefe. El año pasado impulsaba la candidatura de Morena, para su operador Alejandro Rojas Díaz Duran, su suplente en el Senado; y este año, apadrinaba al Partido Fuerza por México ambos asuntos sin resultados a su favor. Pero lo que sí le dio dividendos fueron las acciones de su gente en estas elecciones, manejándose en los entresijos del de la alianza contraria; haciendo labor de zapa a los Padierna-Bejarano, caciques del centro de la capital y en otros espacios, en las alcaldías perdidas por Morena.
Les salió a las fuerzas monrealistas el propósito de evidenciar a la Sheinbaum como artífice mediocre de la política interna de la capital, de ese modo les cargaron la debacle, sin considerar que los morenistas que estaban al frente de las alcaldías, eran ineficientes, improvisados e incapaces de controlar la corrupción.
Claro que hay historia, porque la disputa por la capital desde el 2018, entre la Sheinbaum y Monreal, dañó la carrera de este último, porque la legitimidad y el liderazgo lo tenía el zacatecano y a la filosa, los afectos pudieron más que el trabajo que Monreal suponía sería premiado.
Al quitarle la jefatura de gobierno, Monreal en automático perdía la oportunidad de ser el sucesor de Obrador. Muy sencillo, en el Senado no hay presupuesto que inspire más allá de alguna gubernatura, mientras que las arcas de la Tesorería y sobre todo las recolecciones de la informalidad, dan para el guardadito que hiciera posible empezar un enorme proyecto con paso firme.
Por eso las versiones de una alianza ya pactada de la 4 T con los priístas Alejandro Moreno, y José Nelson Murat traducía que la condicionante era llevar a Monreal a la candidatura de la presidencia del 2024, por los vericuetos del PRIMOR de entrada. Pero al darse la ruptura de facto, eso ya no funcionó tal cual, porque creo que hay dos premisas que deben considerarse en el mediano plazo.
En primer lugar, el hecho es que los dos contendientes de mayor empuje, Sheinbaum y Ebrard, no han sido descargados del problema de la Línea 12, cuando el responsable de los daños constructivos en primera instancia es la empresa de Slim, asunto que se vio medianamente cubierto, sin rozar al ricachón; tampoco se han afectado a los supervisores y funcionarios directamente encargados de resolver las anomalías que ya deberían haber aparecido en los medios, bajo las rejas como acto de prestidigitación a la que se le tiene acostumbrado al público.
Algo importante se cuece para mantener el asunto en suspenso.
Se entiende que el jefe de la cuarta no sabe hasta donde realmente, él mantendría sus índices de popularidad prologando su mandato. Porque así pasó con Porfirio Díaz, quien había hasta permitido una entrevista a nivel internacional con el periodista James Creelman en 1907, aunque se publicó seis meses después en México en 1908; el dato es que curiosamente tres años antes de su reelección, definía que dejaría el poder y que no contendería en 1910. Y a la mera hora se echó para atrás. Se presentó para ser presidente desalentando a sus seguidores que en esos tres años se habían hecho ilusiones de ocupar su silla.
En segundo lugar, el escenario indica que lo que se presentaría sería una lucha soterrada para bajar del liderazgo del Senado a Ricardo Monreal, quitarle el poder que tiene, en la persona de Gabriel García el jefe de los servidores de la nación y de los súper-delegados que regresa al Senado para ese fin.
De ser así, la estrategia indicaría dos vertientes: una, que Monreal estaría avanzando para tener el apoyo de los tres partidos PRI-PAN-PRD más Movimiento Ciudadano, lo que indudablemente le descompone el plan a Obrador y lo obliga, por así decirlo, a enfrentar directamente a Monreal y a sus hipotéticos aliados, encabezando el proyecto de reelección.
La otra vertiente es una variante: la cuatro “T” penetra como el caballo de Troya, el espectro opositor y gane o pierda electoralmente AMLO o Monreal, ganan porque son de la misma jugada.
Es solo una opinión. ¿Usted tiene otra?