Carlos Arturo Baños Lemoine.
Hermoso día el de ayer: miles y miles de familias festejando a sus respectivos padres. Las redes sociales testimoniaron un sinfín de reuniones festivas en torno a la figura del padre.
Y no puede ser de otro modo, pues aunque la funesta “ideología de género” se afana en demeritar y en dinamitar la figura del padre, ésta siempre resulta fortalecida gracias a los miles y miles de varones que ejercen cotidianamente la paternidad de forma honorable, responsable y respetable.
¡Cuántos testimonios de agradecimiento hacia los padres! Lástima por quienes no han tenido el gozo de crecer al lado de un padre entregado y generoso. Los hay malos, sin duda, porque, de entrada, hay una diferencia sustancial entre ser progenitor y ser padre: procrear es facilísimo, sobre todo si se fornica a lo pendejo; en tanto que ejercer la paternidad supone un compromiso vitalicio, que no conoce horarios ni honorarios.
Nos genera un inmenso placer constatar la cantidad de padres que, de forma discreta y sin aspavientos, despedazan toda la bisutería mental de la “ideología de género”. Ya saben, me refiero a toda esa monserga pseudo-teórica: “patriarcado”, “heteronormatividad”, “masculinidad hegemónica”, “masculinidad tóxica”, “nuevas masculinidades”, etc. Me refiero a toda esa basura mental generada a modo, para justificar ciertas posturas dogmáticas, políticas y hasta mercantiles.
Desafortunadamente, también debemos pensar en los miles de padres que no pudieron celebrar su día, justo porque la actual dictadura ideológica (la “ideología de género”) ha contaminado de tal manera al sistema de justicia, que éste opera como un verdugo misándrico.
Tanto ha contaminado la mitología feminista al sistema de justicia que, por ello, tenemos a tantos padres metidos en la cárcel o sujetos a juicio por acusaciones que no han sido demostradas y que, muchas veces, guardan relación con supuestas conductas reprobables al interior de sus propias familias.
Cómo no pensar, por ejemplo, en los actores Ricardo Crespo y Héctor Parra, ambos acusados de abuso sexual en contra de sus propias hijas sin pruebas fehacientes. Curiosamente, ambos casos se presentan cuando ambos actores mantienen agudos conflictos con las madres de sus hijas; madres que, además, tienen la guarda y custodia de las menores: condiciones óptimas para ejercer la alienación parental, figura jurídica que, no lo olvidemos, fue derogada por unanimidad en la Ciudad de México bajo presión de las sectas feministas y por iniciativa del entonces Jefe de Gobierno, o sea, de Miguel Ángel Mancera Espinosa, también involucrado en la actual crisis del Metro capitalino.
Vaya, pues, nuestro afecto a todos los padres víctimas de la mitología feminista, que no pudieron celebrar su día o no lo celebraron como se debería.
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