Rubén Cortés.
Tres años después de que 30 millones eligieron este gobierno, 10 millones de aquellos votantes se convirtieron en nuevos pobres, porque antes de 2018 la economía crecía a un ritmo de 2.2 por ciento anual, y ahora lleva dos años abajo de cero.
Pero es apenas un dato de nuestro aceleradísimo deterioro luego de haber votado en favor de la Cuarta Transformación, encabezada por un político al que antes la mayoría consideraba un peligro para México y, de pronto, lo vio como la gran esperanza.
Por ejemplo, las seis ciudades más violentas del mundo (más homicidios por cada 100 mil habitantes) están en México: Celaya ocupa el primer lugar, seguida por Tijuana, Juárez, Ciudad Obregón, Irapuato y Ensenada. En el octavo lugar está Uruapan.
Es decir: México es líder mundial absoluto en violencia homicida, como resultado de la política oficial en seguridad pública de la Cuarta Transformación consistente en coexistir sin enfrentamiento con el crimen organizado, para evitar un conflicto.
El resultado es de 100 mil asesinados en dos años y medio de Cuarta Transformación. Cada mes rompe el récord histórico de homicidios; mientras el Ejército es usado en construir obras civiles de corte electoral del presidente, y no en enfrentar al crimen.
En la economía, se esfuman los dinerales en mano que regala el gobierno, porque según el propio gobierno, cuando llegó al poder en 2018 encontró que 61 millones de mexicanos eran pobres: pero hoy reporta más de 70 millones de pobres.
La Cuarta Transformación reventó la economía nacional y endeudó a los mexicanos para los próximos 26 años, al cancelar el aeropuerto de Texcoco, que estaba construido en un 30 por ciento y tenía invertidos 100 mil millones de pesos de empresas mexicanas.
Hoy, además de esos 10 nuevos millones de pobres en alimentación y condiciones de vida, México tiene a 13 millones de ciudadanos en otro tipo de pobreza: la pobreza laboral, que son quienes han visto pasar su ingreso de ingreso medio a ingreso bajo. Un desastre.
Sí, porque además somos un cementerio gigantesco, porque a aquellos 100 mil muertos por balazos se suma medio millón de fallecidos por la pandemia, la mayoría porque le creyó al presidente que el Covid-19 era como una gripa y que el cubrebocas no servía para nada.
Lo peor es que el 94 por ciento de medio millón de muertos por la pandemia han sido obreros, amas de casa, jubilados y pensionados, según estudios de la UNAM: quienes ponen el muerto son los 10 millones de nuevos pobres y los 13 millones de pobres laborales.
Y todo eso es obra de un gobierno que ganó con el eslogan de “Primero los Pobres”.
Sí señor.