Sin embargo, abrigamos la esperanza de tener un Congreso plural y equilibrado, ya que así estarán obligados a buscar acuerdos y construir mayorías, sin la denigrante practica de la sumisión en que cayó gran parte de los integrantes en la legislatura saliente.
No obstante, una Cámara de Diputados fragmentada ocasiona que las minorías adquieran relevancia, ya que en muchas ocasiones los bloques mayoritarios adoptan posiciones antagónicas e irreconciliables, en ese supuesto quienes controlan las decisiones para uno u otro lado son los pequeños grupos que hacen el papel de bisagra.
Seguramente. Movimiento Ciudadano lo advirtió y, de ahí partió su decisión de competir sin alianzas, apostándole a jugar en la composición de la Cámara de Diputados como pieza definitoria, aspecto que lo coloca en un ámbito de suma importancia.
Cabe mencionar que el segundo tercio del sexenio trae consigo la intención de consolidar la cuarta transformación y, por lo mismo, requiere la participación del Congreso, en ese entorno es previsible que la operación política en buena medida tendrá su atención en San Lázaro, tanto por las reformas pendientes, como en el tema presupuestal al ser aspectos esenciales que necesita el Ejecutivo.
Inclusive llegó al extremo de esbozar una estrategia en caso de que no le fuera aprobado en sus términos el presupuesto, previendo un conflicto entre poderes, que dará pauta a motivos de análisis, estudio y debate, según los escenarios que se presenten, considerando hasta la figura de la reconducción presupuestal.
Por otra parte, en medio de la vorágine se abre a partir del inicio del próximo año la carrera por la sucesión presidencial, que transita por los Partidos Políticos, institutos que actualmente se encuentran en una muy baja estima ante el electorado, al ir perdiendo identidad, circunstancia que los obliga a realizar acciones para recuperar la confianza ciudadana.
En efecto, todos en su conjunto pasan por un momento complejo, circunstancial y reaccionando a un panorama coyuntural, tanto de un lado como del otro, lo que, sin duda, pasado el proceso electoral deberán hacer todo un ejercicio de reflexión profunda; de critica y autocritica; de rehabilitación y algunos hasta de reconstrucción.
El hecho es que existe un retorno al proceso inicial de la transición mexicana, con visiones y formas de hacer políticas diferentes, en esa medida se necesitan institutos, lideres y estadistas, que promuevan ideas, propuestas y acciones encaminadas a la consolidación democrática y a combatir las causas del México profundo.