Rubén Cortés.
El chavismo está feliz por la insistencia del gobierno mexicano en que Estados Unidos pague y extienda por Centroamérica uno de los programas clientelares estrella del dictador Hugo Chávez: “Misión Árbol”, que en México adoptó el nombre de “Sembrando Vida”.
Porque “Misión Árbol” cumple 15 años dos días antes de las próximas elecciones intermedias mexicanas, y en momentos en que van dos veces que el presidente de México exhorta a Washington a financiar el programa “Sembrando Vida” en Centroamérica.
La idea del jefe del Ejecutivo mexicano a la Casa Blanca consiste en que si les paga a los centroamericanos por sembrar arbolitos, los centroamericanos no se irán de sus países en busca de un mejor futuro en Estados Unidos. Y así, todos felices.
Sin embargo, en la Venezuela chavista la siembra de arbolitos no sirvió para nada porque, según la ONU el año 2020 cerró con cinco millones 448.441 venezolanos desplazados en todo el mundo, huyendo de la miseria económica del chavismo.
Y en México tampoco, pues con la economía que cayó a cero por ciento en 2019 y a menos 13 por ciento en 2020, los migrantes se han convertido en el sostén de la quebrada economía nacional, gracias al envío de 40 mil millones de dólares a sus familiares.
Los migrantes mantienen a sus familiares en México, mientras el gobierno le paga cinco mil pesos a los participantes en “Sembrando Vida”. Sin embargo, en realidad se trata de un barril fin fondo por el que se pierde dinero de nuestros impuestos.
Por ejemplo, la Auditoría Superior de la Federación informó que en 2019, los jefes de “Sembrando Vida” en la Secretaría del bienestar no pudieron aclarar por cuál agujero del barril se les perdieron mil millones 800 mil pesos.
Además de que no sembraron todos los árboles programados: de 575 millones previstos, apenas plantaron 80 millones, y de esos 80 millones se les murieron casi todos: el siete por ciento. Un desastre económico y un desastre forestal.
Bueno, pues ese el programa que el mandatario mexicano le ha propuesto dos veces a la Casa Blanca para que financie en Centroamérica, una región donde fueron asesinados más de 200 defensores de los bosques en 2019, según la ONG Global Witness.
Sea, un programa que no le funcionó para nada a su creador, Hugo Chávez, en Venezuela, ni acaba de funcionar a quienes lo replicaron en México. Aunque no se puede negar que tiene nombres bonitos: “Misión Árbol”, en el chavismo; “Sembrando Vida”, en la 4T.
Como sea, el chavismo está feliz por la insistencia del presidente mexicano para que Estados Unidos acoja la “Misión Árbol” con el nombre de “Sembrando Vida”.
Nadie sabe dónde acaban sus ideas.